47 años después del terremoto de Caucete: Lecciones, avances y desafíos sísmicos en San Juan

El 23 de noviembre de 1977, San Juan vivió una de las tragedias sísmicas más devastadoras de su historia. Hoy, la memoria del evento sigue viva y los avances en prevención y construcción son claves para enfrentar futuros desafíos.

 

Hoy, 23 de noviembre, se cumplen 47 años de uno de los terremotos más devastadores que azotaron la provincia de San Juan. El sismo de 1977, conocido como el terremoto de Caucete, sacudió la región con una magnitud de 7.4 en la escala de Richter y una intensidad de grado IX en la escala de Mercalli. Con un saldo trágico de 65 muertos y cientos de heridos, el evento dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de los sanjuaninos.

 

47 años después del terremoto de Caucete

El terremoto de ese día se destacó por ser un fenómeno sísmico doble: comenzó con un primer sismo en el norte del Pie de Palo, seguido, 20 segundos después, por otro de mayor magnitud en el este de la misma zona. Esta secuencia resultó en una vibración más prolongada que causó serios daños a la infraestructura y a la vida de los habitantes de la provincia.

 

El recuerdo del terremoto sigue presente en la cultura local, ya que en San Juan se mantiene la premisa de que «donde tembló una vez, temblará otra vez». Este sismo de 1977 no solo reafirmó esta creencia, sino que también dejó lecciones valiosas sobre la vulnerabilidad ante los desastres naturales. Si bien en ese momento ya existían avances en materia de construcción y prevención sísmica, el terremoto puso de manifiesto que las zonas más vulnerables eran las que mayormente sufrían las consecuencias.

 

El sismo de 1977 representó un parteaguas en las políticas de prevención y protección civil. Ese mismo año se instauró el Día de la Protección Civil, en homenaje a quienes trabajan para mitigar los efectos de desastres naturales. A partir de este evento, la provincia y el país comenzaron a implementar nuevas normativas para la construcción de edificaciones más resistentes, y se promovió el fortalecimiento de las políticas de seguridad sísmica.

 

A diferencia de otros terremotos históricos, como el de 1944, el terremoto de 1977 tuvo una intensidad y duración mucho mayores, lo que generó una mayor devastación. Fue también el primer gran sismo registrado digitalmente en San Juan, gracias a los avances tecnológicos de la época, lo que permitió una medición más precisa y dejó valiosa información para futuras investigaciones sísmicas.

 

El impacto de aquel terremoto sigue vigente en la actualidad. El terremoto de 2021, aunque de menor magnitud, revivió las sensaciones de 1977, al generar daños en las mismas áreas afectadas décadas atrás. Según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), los dos sismos comparten similitudes en el comportamiento del suelo, lo que resalta la importancia de seguir mejorando los estudios de suelo y las políticas de ordenamiento territorial.

 

Hoy en día, los organismos encargados de la obra pública en San Juan trabajan de manera conjunta con diversas instituciones para generar estudios de suelo más detallados y establecer normas más estrictas para la construcción. Es fundamental conocer las características geológicas del territorio para planificar el uso del suelo de manera más segura, garantizando que las edificaciones sean resistentes a los movimientos sísmicos.

 

El terremoto de 1977 no solo dejó una herida profunda en la historia de San Juan, sino que también enseñó que la naturaleza, impredecible y poderosa, exige una constante preparación. A medida que la memoria colectiva sigue viva y los avances en la investigación sísmica continúan, San Juan se prepara mejor para enfrentar futuros desafíos, aprendiendo de la tragedia y adaptándose a las exigencias de un territorio sísmicamente activo.

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