Brote histórico de dengue en Argentina: ya son 238 los fallecidos y hubo más de 333 mil casos
Así lo informó el Ministerio de Salud en el último Boletín Epidemiológico. Cuáles son las regiones más afectadas y cómo incide el clima en la transmisión de esta enfermedad viral
El Ministerio de Salud divulgó los últimos datos sobre el brote de dengue en Argentina. En términos acumulados se han notificado desde la semana 31 de 2023 -fines de julio y comienzos de agosto- hasta la semana 15 de 2024 (mediados de abril) 333.084 casos de dengue (91% autóctonos, 7% en investigación y 2% importados), de los cuales 315.942 corresponden al 2024″, informaron en el Boletín Epidemiológico.
“La incidencia acumulada hasta el momento para la temporada es de 708 casos cada cien mil habitantes. En el mismo período 762 casos fueron clasificados como dengue grave (0,2%) y se registraron 238 casos fallecidos (letalidad hasta el momento 0,071%)”, detallaron sobre la enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
En segundo lugar, plantearon que si bien hay que tomar con prudencia “los casos de las últimas semanas porque pueden modificarse de acuerdo a la sucesiva integración de información por parte de los notificadores, se observa una tendencia nacional paulatina al descenso de casos desde la semana 13″.
En el análisis de la curva epidémica de dengue a nivel país se registra el pico hasta el momento en la semana 12, con 47.092 casos, a partir del cual se identifica un descenso en el número de casos semanales por 2 semanas consecutivas (la variación porcentual entre semana 14 y la semana 12 es de 21%).
Esta tendencia en la curva para el total país está fundamentalmente traccionada por el comportamiento observado en la región Centro, que tiene una curva de formato similar a la del total país y aporta el mayor número de casos, mientras que en las demás regiones el comportamiento es diferente.
“En cuanto a la afectación por región, la región Centro concentra hasta el momento el 59.9% seguida por las regiones NOA y NEA, las que aportan el 20.4% y 17.8% de los casos respectivamente mientras que las regiones Cuyo y Sur aportan menos del 2%. En cuanto a la incidencia acumulada, la mayor corresponde a la región del NEA con 1.362 casos cada 100.000 habitantes, seguida de la región NOA con 1.144, Centro con 659, Cuyo con 161 y Sur con 32″, precisaron.
Los datos del Boletín Epidemiológico sobre dengue
En el Boletín, desde el área de Salud realizaron una comparación de la actual temporada con las anteriores, y observaron “mayor magnitud que temporadas epidémicas previas: los casos acumulados hasta la semana 15 representan 3,17 veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior -2022/2023- y 9,1 veces más que lo registrado en el mismo período de 2019/2020; circulación viral persistente durante todo el período en la región NEA y adelantamiento del aumento estacional respecto a años epidémicos previos; mMayor número de casos por semana: con la información disponible hasta el momento, desde la semana 8 de 2024 se ha superado el número de casos respecto al pico registrado en la semana 13 de 2023 cuando se habían contabilizado 18.211 casos”
Con respecto a los serotipos, profundizaron: En la presente temporada se han identificado hasta el momento 3 serotipos circulando en el país, con predominio de DEN-2, seguido de DEN-1 (entre ambos concentran más del 99,9% de los casos) y algunos pocos casos de DEN-3″.
La vigilancia del dengue se lleva a cabo de manera estacional, desde la semana epidemiológica 31 de un año hasta la semana 30 del siguiente, coincidiendo con el pico de actividad del virus, que generalmente ocurre durante los meses de verano. A pesar de que aún quedan varias semanas para completar la medición de este año, se ha superado ampliamente el umbral de casos récord registrado en la temporada anterior, que se situaba en poco más de 130 mil.
La incidencia del clima en los casos de dengue
Como se ve, la actual temporada es récord con respecto a los casos de dengue. No obstante, con la llegada del otoño y de los días más fríos, uno de los puntos que están bajo análisis es la incidencia del clima -precisamente de las temperaturas más bajas registradas últimamente- en la reducción de la población de mosquitos transmisores, lo que podría contribuir a la disminución de los contagios de dengue.
En ese tono, en una nota reciente a Infobae, el infectólogo Tomás Orduna, ex jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz y miembro del comité científico de la Fundación Mundo Sano, explicó: “Empiezan a mezclarse momentos de facilidad para la transmisión por temperaturas o lugares donde aún hay una importante actividad del mosquito y otros donde esa actividad va disminuyendo con la llegada y la instalación del otoño, que va cambiando las condiciones eco-epidemiológicas. Esto va mermando la cantidad de mosquitos y por ende disminuye la posibilidad de adquirir el virus del dengue”.
Según Orduna, suele haber “un cese de la actividad y de la transmisión del dengue entre fines de mayo y principios de junio, y vamos camino lentamente -no de manera rápida y rampante-hacia abajo en la curva. Esto tiene que ver con las cuestiones meteorológicas. Las temperaturas, cuando van bajando, generan condiciones adversas para la reproducción del mosquito vector. Lo que resta ahora es esperar a ver si esta curva descendente continúa manifestándose de esta manera. La gran pregunta es si este año se reproducirá lo mismo que en el 2023, con regiones del país como el nordeste en las que durante los 12 meses hubo transmisión del dengue, generando una facilidad para la iniciación de una nueva epidemia como la que estamos viviendo”.
En tanto, Adrián Díaz, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT, CONICET-UNC) y profesor adjunto en el Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” de la Universidad Nacional de Córdoba, precisó en diálogo con Infobae: “La disminución de la temperatura se podría ver reflejada en los casos dentro de aproximadamente dos semanas. ¿Por qué? Porque impacta en la transmisión del mosquito; en el período de incubación extrínseco. Hay dos períodos de incubación extrínseca: el período de incubación del virus en las personas y el del virus en el mosquito. Entonces, con este frío, va a disminuir y se va a generar un aletargamiento en la actividad del mosquito. Entonces, toda la transmisión se hace más lenta porque el mosquito se alimenta menos y está menos activo”.
De acuerdo a Díaz, con el frío, “el ciclo de reproducción del mosquito también es menor, entonces la abundancia del mosquito va a ir disminuyendo o, por lo menos, la tasa de crecimiento de las poblaciones. Por otro lado, el período de incubación extrínseca del virus en el mosquito aumenta. Entonces, eso hace que los casos se transmitan o se produzcan con una tasa menor. Así, por un lado tenemos una disminución de casos porque se enlentece la transmisión por el período de incubación extrínseco más prolongado y porque no hay tantos contactos del mosquito infectado con el humano”.
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