Día D para los gobernadores: definen hoy si la caja millonaria del CFI continúa bajo control del peronismo

Ignacio Lamothe quiere quedarse otros cuatro años, y para eso aceleró negociaciones por fuera del PJ en los últimos meses. Hasta anoche, en Juntos por el Cambio no unificaban posturas detrás de un solo candidato. Negociaciones cruzadas y la prescindencia del Ejecutivo

Con el gobierno de espectador, ni siquiera de árbitro, las intensísimas negociaciones de los últimos días en torno al control del estratégico Consejo Federal de Inversiones (CFI) de los próximos cuatro años tendrán hoy su cierre final cuando los gobernadores se reúnan por la mañana en su sede porteña para decidir si Ignacio Lamothe, del peronismo, continuará al frente de la administración del organismo o si el PRO y la UCR podían alcanzar una mayoría para reemplazarlo, una posibilidad que, según fuentes partidarias, parecía escurrirse hasta anoche.

Ayer, los 22 gobernadores representados en el CFI -la Ciudad y San Luis no tienen sillón en el organismo- habían confirmado su presencia a partir de las 10 en las oficinas con vista a la calle de San Martín al 800, en Retiro, para votar a mano alzada por la conducción del ente que se financia con un porcentaje de la coparticipación federal y que, con el cambio de gobierno, se tornó apetecible para la ex coalición de Juntos por el Cambio, por múltiples razones pero una en particular: es una caja muy codiciada en las provincias cuyo presupuesto para este año ascendió a unos $100.000 millones.

Los mensajes y los llamados entre los gobernadores de JxC con asiento en el CFI, y con un grupo de mandatarios de partidos provinciales, se multiplicaron durante todo el día para intentar aunar una posición en bloque, un proceso que, hasta entrada la noche, no había sido exitoso. El sábado hubo un zoom de los ocho jefes provinciales de JxC que fue breve. El domingo se sumaron algunos otros por fuera de esa ex coalición, pero tampoco se llegó a una posición en conjunto.

Es que, hasta ayer, ese grupo de gobernadores del PRO y la UCR todavía estaba dividido entre los dos principales candidatos de ese sector: el bonaerense Sebastián García de Luca, impulsado desde el día uno por Rogelio Frigerio, y Gastón Alejandro Douek, un consultor y operador polirrubro, socio de Guillermo Seita, que sorprendió con su nominación y que presta sus servicios a varios gobernadores, en especial del radicalismo, y que tiene llegada también a empresarios e intendentes del Gran Buenos Aires, a uno en particular.

Douek era promocionado en estas horas por Maximiliano PullaroCarlos Sadir Gustavo Valdés, tres de los gobernadores de la UCR, pero en las últimas semanas tendió una red de lazos con otros mandatarios por fuera del radicalismo. Por ejemplo, Córdoba, una provincia siempre vinculada a Seita. En un principio, se especuló con que el consultor y Seita impulsaban la nominación de Bruno Screnci, director del Banco Provincia, ex socio de Diego Santilli, pero cuando se convocó al primer encuentro virtual por este tema en particular entre los jefes provinciales de JxC, su nombre no apareció entre los postulados.

Felipe Álvarez, ex diputado por La Rioja, también asomaba este lunes como el tercer candidato, por detrás del resto. Bancado en algunos gobernadores como el santacruceño Claudio Vidal.

“Cuesta ordenar la oferta, y unificar. Para la gran mayoría, lo de Lamothe no es grave. No les entusiasma a varios el desafío, ¿se entiende?”, explicó ayer por la tarde uno de los principales involucrados en las negociaciones.

La figura de Douek, muy hermético en las últimas horas, apareció recién, con sigilo, en el sprint final. Por el contrario, De Luca dedicó buena parte de su tiempo de los últimos meses a este objetivo, después de renunciar como funcionario de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad por diferencias de estilo en el vínculo con los gobernadores. Fuera de la gestión nacional, volvió a referenciarse en Mauricio Macri, que avaló su postulación a este organismo, se amigó con un viejo conocido como Emilio Monzó y se propuso trabajar para tratar de arrebatarle el control del CFI al peronismo.

De hecho, se lo blanqueó al propio Lamothe en un café a solas que pidió hace algunos meses.

Lamothe entonces tomó nota de la intentona de Juntos por el Cambio y empezó a recorrer el país. “Está claro que hizo un buen trabajo desde que asumió (Javier) Milei”, aseguró ayer un operador de un grupo de gobernadores del PRO.

En las últimas semanas, el dirigente habló con todos los gobernadores. Con los del peronismo, pero también con los ocho del PRO y de la UCR, y con los provinciales como Río Negro, Salta, Santa Cruz o Misiones. Referenciado en Eduardo “Wado” de Pedro -el senador también hizo gestiones en estos días-, Lamothe hizo un trabajo muy fino en estos cuatro años para sacarse el traje de La Cámpora con el que buena parte del sistema político lo identificó desde que llegó al organismo por su cercanía con el ex ministro del Interior.

El jefe del organismo fue elegido por unanimidad en octubre del 2020, diez días después de la muerte de Juan José Ciacera, un ingeniero que desembarcó en el organismo en 1987 gracias a un acuerdo entre el PJ y la UCR, y que, a pesar de los múltiples intentos por correrlo, recién fue reemplazado una vez fallecido.

“Habló con todos en los últimos días. Entiendo que venimos bien. Ellos no se ponen de acuerdo, los que nos votan a nosotros sí”, resaltaron ayer cerca de Lamothe, confiados en que en la asamblea de las 10 tendría, al menos, los 12 votos necesarios para asegurarse la continuidad por los próximos cuatro años.

De no aglutinar la mayoría necesaria, la votación podría tener una segunda oportunidad próximamente. En el peronismo quieren, de todos modos, liquidar el tema lo antes posible. En el temario de hoy también se había incluido la posibilidad de incorporar a San Luis al organismo.

Desesperados por la división interna y los intereses cruzados entre los propios gobernadores, en la ex coalición de JxC surgió en los últimos meses en la mesa de negociaciones la posibilidad de acordar un tándem para conformar a todos los sectores o, en todo caso, de llegar este martes a la sede central del CFI sobre la calle San Martín con un planteo más laxo para tratar de sacarle a la actual administración del consejo algún tipo de beneficio.

Es que ni siquiera con Macri como presidente los jefes provinciales del PRO y del radicalismo estuvieron tan cerca de quitarle al PJ el control de una herramienta muy redituable para la política en todo el país a través del financiamiento de proyecciones de inversión y de servicios que desde hace décadas son muy bien requeridos por todos los gobernadores. En ese contexto, la derrota del peronismo en buena parte del país en las últimas elecciones dejó a JxC en una situación de casi paridad con el PJ con diez mandatarios. Ocho de ellos, con asiento en el CFI.

Ese sector intentó aprovechar la crisis en el seno del PJ, en momentos de renovación de autoridades y de un profundo replanteo en vísperas de la elección partidaria. Puertas adentro empieza a trascender la dupla Ricardo Quintela-Axel Kicillof como un potencial binomio para hacerse cargo de la conducción en noviembre. Hay otro grupo que impulsa a Cristina Kirchner que, a pesar de los pésimos resultados del anterior gobierno que ideó, concentra todavía un buen número de adhesiones.

El diputado Miguel Ángel Pichetto intentó involucrarse en las tratativas en el último mes, aunque más por su fascinación por la negociación política y su rechazo a La Cámpora, a la que relaciona con la administración del consejo.

Pichetto atraviesa turbulencias en su relación con la Casa Rosada, en momentos en que buena parte del sistema político -incluso dirigentes libertarios- acumula reproches desde hace meses. Nadie del Ejecutivo se interesó, llamativamente, por influir en esta caja millonaria.

Para colmo, los últimos días estuvieron signados en el interior del gobierno por una acumulación de internas que este fin de semana sumó un nuevo capítulo tras la internación del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que ingresó a la clínica Sagrada Familia del barrio porteño de Belgrano con una gastroenteritis que derivó en una lipotimia, rodeada por trascendidos sobre una supuesta mala relación con Santiago Caputo, el asesor estrella de Casa Rosada. Francos arrastraba algún desgaste interno desde hacía tiempo. Las versiones se incrementaron por el nuevo decreto de reglamentación de la ley de acceso a la información pública, que Francos se comprometió a conversar hacia adentro y que, por orden del asesor, el Ejecutivo informó que no cambiaría ni una coma.

Un cortocircuito que en el entorno de ambos se encargaron de desmentir de manera insistente en estas horas. Pero que no hace más que llevar aún mayor incertidumbre al sistema de toma de decisiones ideado por Javier Milei, anclado casi exclusivamente en el “triángulo de hierro” que conforma junto a su hermana Karina y el consultor presidencial. Por fuera de ese tridente, la zozobra es un denominador común.

Fuente: Infobae

Rivero. C

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