En la madrugada del sábado, cerca de las 5, se desarticuló una fiesta clandestina en una finca de Angaco, tras varias quejas de los vecinos que alertaron a la policía por el ruido excesivo.
Aunque los organizadores intentaron justificar el evento como una celebración de cumpleaños, algunos asistentes confirmaron que en realidad se trataba de una fiesta privada, con entrada paga mediante un código QR y venta de alcohol.
La intervención de la Comisaría 20° y la Unidad Operativa Dos Acequias llevó al cierre del lugar, ya que infringía la ley 687-p, que regula los espectáculos nocturnos. La situación se complicó aún más al encontrarse a muchos menores en estado de ebriedad. Como resultado, se radiaron dos vehículos y tres motos por falta de documentación y conducción bajo los efectos del alcohol. La fiesta clandestina se convirtió así en un recordatorio de las normas de seguridad y convivencia que deben respetarse.
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