La oposición venezolana entró a partir de ahora en una nueva etapa. Con el liderazgo de María Corina Machado en Venezuela y la simbólica representación de Edmundo González Urrutia en el exterior, la disidencia comenzará un proceso de reorganización en el territorio tras seis meses de protestas y represión que concluyó con la cuestionada jura de Nicolás Maduro para un nuevo mandato de seis años.
En este nuevo proceso que se inicia a partir de este viernes, marcado por denuncias de fraude en las elecciones presidenciales del 28 de julio, no hay resquicio para ningún tipo de diálogo. El chavismo demostró que aún sostiene la cohesión de su ala militar, de seguridad y parapolicial, que lo mantiene en el poder, más allá de las evidentes internas políticas que tuvieron un claro ganador: el ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, el nuevo “hombre fuerte” del gobierno.
A Maduro y a Cabello no les preocupa González Urrutia, al que siempre minimizaron y a quien suelen retratar como un nuevo Juan Guaidó, el autoproclamado presidente de Venezuela, cuya estrella se fue diluyendo en la intrascendencia. Pero sí les inquieta, y mucho, el rol que tendrá Machado en la reorganización opositora. Es, de forma evidente, una presencia incómoda.
Por: Rodo Galdeano
Fuente: SanJuan8
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