Crisis de casta entre La Libertad Avanza y el PRO

El partido de Mauricio Macri salió herido después de quedar afuera de las designaciones de la AGN. Los debates que se vienen en el Congreso con una unión civil por conveniencia.

Dos años después del inicio del gobierno de Javier Milei, tras un triunfo electoral nacional el 26 de octubre y una infidelidad parlamentaria, La Libertad Avanza y el PRO se encaminan a mantener una unión civil de conveniencia. Tensa y bajo permanente desconfianza, ya no sólo por las idas y vueltas de Mauricio Macri sino por la traición que le atribuyen a los violeta.

La mayoría de la docena de diputados que permanecen en el bloque amarillo no tienen territorio y responden a Macri o a su jefe de bloque, Cristian Ritondo, o deben resguardar su rol partidario, como Martín Yeza que preside la Convención. Solo Álvaro González, que tiene terminal en Horacio Rodríguez Larreta, tiene blanqueados sus límites y su necesidad de mantener una cuota de independencia. El grupo, del que esta semana se autoexcluyó la santafesina Verónica Razzini, otra flamante libertaria, se define cada día más “desilusionado”, pero a la vez atrapado en la lógica del oficialismo que impone condiciones, incluso, a sus espaldas.

En este juego no hay inocentes ni ingenuos. Estaba claro desde el momento en que Karina Milei con Martín y Lule Menem, el bonaerense Sebastián Pareja y la porteña Pilar Ramírez impusieron a nivel nacional y en los dos distritos más importantes sus leoninas condiciones. Las listas fueron encabezadas por libertarios y hasta los ex Juntos por el Cambio Patricia Bullrich y Luis Petri dejaron el PRO y la UCR para afiliarse el partido del Presidente y de su hermana.

Ni siquiera gobernadores con fortaleza política como Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) o Leandro Zdero (Chaco) pudieron cambiar el color violeta ni elegir a quienes encabezarían la campaña ni el tono de la misma. Si Diego Santilli quedó en primer lugar en la boleta de Buenos Aires fue sólo porque todo el tablero se encontraba en peligro tras una sucesión de escándalos, la derrota de septiembre y las denuncias contra José Luis Espert. Por lo mismo fue designado Ministro del Interior, un puesto que lo empuja a contramano de su propio partido. Ahora Santilli depende de Milei tras renunciar a la banca que ganó y a un mandato de cuatro años.

Para entender el vínculo PROlibertario no hay que olvidar ese contexto, el marco en el que se dio la embestida en el Congreso donde el Gobierno forzó vínculos y presionó a gobernadores y legisladores para sancionar antes de fin de año el Presupuesto, la Reforma Laboral, la Responsabilidad Fiscal y la Inocencia Fiscal. La voracidad y el exceso de confianza en los miles de millones que pusieron en concepto de Aportes del Tesoro de la Nación las últimas semanas para algunos gobernadores –Raúl Jalil, Osvaldo Jaldo, Leandro Zdero, Hugo Passalacqua y Gustavo Sáenz- le hicieron creer al oficialismo que no tendría dificultades para avanzar con los cuatro proyectos de ley que considera fundacionales de esta segunda etapa de gestión. Por omnipotencia o por gula parlamentaria el oficialismo puso en riesgo el Presupuesto y ahora analiza cómo recuperar un capítulo completo que mutiló la Cámara de Diputados. Responsabilidad Fiscal ni siquiera pudo debatirse en la sesión y para no arriesgar la Ley de leyes, Patricia Bullrich tuvo que aceptar la postergación del debate de la Reforma Laboral. De todos modos, habrá asado de festejo este lunes en Olivos. Por supuesto, sin el PRO.

El acuerdo entre el kirchnerismo y La Libertad Avanza más el salteño Gustavo Sáenz para designar representantes en la Auditoria General de la Nación (AGN), tomó a muchos por sorpresa. Enterado a media tarde, Cristian Ritondo denunció la ‘traición’ de LLA antes de la votación del Presupuesto. Sin embargo, él y sus once leales acompañaron afirmativamente y, sin dudar, seguros de que sin ellos la aprobación sería imposible. De hecho, así fue: la afirmativa tuvo 132 votos, sólo tres más de los requeridos. También fueron imprescindibles para el quórum al inicio de la sesión.

Al mismo tiempo y aún enojado –Mauricio Macri quería a Jorge Triaca como auditor- Ritondo garantizó el acompañamiento al polémico Capítulo XI, a excepción del larretista Álvaro González que además de defender los fondos de discapacidad y universidades tenía que defender la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires y las partidas para el Consejo de la Magistratura que integra.

Los diputados ex PRO que son parte de Provincias Unidas –los santafesinos Gisela Scaglia y José Núñez; y el rionegrino Sergio Capozzi- se abstuvieron en la votación en general del Presupuesto y defendieron su propio dictamen. Scaglia, que está bajo amenaza de ser intervenida como presidenta del PRO en Santa Fe, votó en contra del Capítulo XI mientras que Núñez y Capozzi estuvieron ausentes.

Antes de pasarse del PRO a Provincias Unidas, el rionegrino Capozzi había puesto sobre aviso a Patricia Bullrich y a Ritondo. A ambos les dijo que acompañó lealmente al Gobierno, pero que nunca se cumplían las promesas. Como, por ejemplo, las auditorías en cada provincia para depurar los padrones de discapacidad. La ingratitud y el incumplimiento de la palabra es una queja repetida entre distintas fuerzas del interior. Lo mismo sucede con la obra pública, especialmente en las rutas nacionales.

El clima en Provincias Unidas decanta del malestar de la UCR y el PRO. En charlas internas, Capozzi recordó que estando en el bloque de Ritondo respaldó el veto de Milei al presupuesto universitario y a los fondos para discapacidad. Esta semana, para no desdecirse, pidió al menos ausentarse. En la sesión se puso de pie y esperó junto a su banca. También el santafesino Núñez se deslogueó.

Distintos dirigentes amarillos se mostraron enojados y calificaron de “obsceno” el acuerdo entre las dos primeras minorías, libertarios y peronistas. De todos modos la protesta no se tradujo en votos en contra, al menos hasta el momento. “No es una transacción”, coincidieron los que rodean a Ritondo y que acompañaron su denuncia, pero que tienen como dogma no quedar ni en contra del Gobierno ni votando con la bancada kirchnerista. En ese marco, el PRO todavía no presentó a la Justicia la denuncia por inconstitucionalidad de las designaciones para la AGN con la que Ritondo amenazó en el recinto. Unos aseguran que la posibilidad todavía se encuentra bajo análisis de abogados y constitucionalistas, otros creen que se dilata por razones políticas.

A Ritondo lo llamaron tanto Martín Menem como Diego Santilli, que justificó “la calentura” y prometió encontrar una manera de sanar la nueva herida y el vínculo de su partido con el Gobierno que integra. Le respondieron que “va a ser difícil reconstruir la confianza” y, si bien, los amarillos votarán a favor las leyes libertarias ya empezaron a mostrar dudas respecto a algunos artículos.

El primer efecto de la crisis fue el freno de mano que tuvo que poner Bullrich a la reforma laboral, una decisión que para el interbloque Popular –ex Unión por la Patria- responde sólo a la falta de votos entre propios y aliados y no a la búsqueda de consenso. También hay incertidumbre respecto a si el oficialismo puede o no salvar el Capítulo XI.

Si el viernes 26 –un día después de Navidad- se aprueba el Presupuesto sin cambios, será ley. Si hubiera modificaciones y el oficialismo tuviera que devolverla a la cámara de origen los diputados deberían retornar de sus provincias para reunirse en comisión el lunes 29 y sesionar el 30. En ese caso, hay quienes mascullan una trama vengativa, sobre todo si hubiera necesidad de prorrogar las Extraordinarias para unos días después de Año Nuevo. Ese escenario es de altísimo riesgo para el oficialismo que se expone a bajas amarillas en detrimento no ya de la votación sino del quórum que les habilita la discusión.

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