Conmoción en Pocito por la muerte de un caballo en un incendio: el dolor de la familia dueña

La propietaria del animal aseguró que intentaron rescatarlo y negó cualquier tipo de negligencia o maltrato: “Era parte de nuestra familia”.

La muerte de un caballo durante un incendio ocurrido en el corral de una vivienda de Pocito generó una fuerte conmoción y diversas versiones sobre lo sucedido. Ante esta situación, la familia propietaria del animal decidió dar su testimonio y expresar el profundo dolor que atraviesan tras la pérdida.

El hecho ocurrió en una casa ubicada sobre calle Labrador, entre calles 8 y 9. De acuerdo con información policial, el fuego se habría originado a partir de unas brasas que no se apagaron correctamente y se propagaron hasta el corral donde se encontraba el equino. Sin embargo, la dueña del caballo aseguró que aún no saben con certeza qué provocó el incendio. “El asado estaba lejos del corral, no entendemos qué lo desencadenó”, explicó.

La situación se tornó aún más compleja debido a las condiciones del lugar, ya que la zona no cuenta con red de agua potable. La familia recibe agua semanalmente por parte del municipio y la almacena mediante un sistema con bomba. “La bomba quedó envuelta en el fuego y por eso se nos complicó todo”, relataron.

A pesar de la desesperación, los propietarios intentaron contener las llamas por sus propios medios para evitar que el incendio alcanzara la vivienda. “Casi se nos quema la casa. Logramos controlar el fuego antes de que llegaran los bomberos”, indicaron. En medio del caos, también debieron resguardar a sus hijos pequeños, de 4 y 2 años, alejándolos del lugar por seguridad.

Sobre la muerte del caballo, la propietaria expresó su angustia y dolor. “Lo amábamos, era parte de nuestra familia. Nos duele que nos digan cosas feas, si supieran lo mal que la estamos pasando y todo lo que hicimos para rescatarlo”, manifestó. Según contó, intentaron liberarlo, pero el animal estaba desorientado y asustado por el humo y las llamas, lo que le impidió escapar. Finalmente, murió carbonizado.

La familia fue enfática al rechazar cualquier acusación de negligencia o maltrato. “Somos trabajadores, no maltratamos animales ni lo teníamos abandonado. Fue una desgracia”, concluyeron.

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