Javier Milei, en soledad, descubre que hay oposición

Las nuevas concesiones en el proyecto, que se añaden a las de hace una semana, demuestran que no alcanza con apartar al peronismo. Que no solo puede unir el espanto, como se esperanzaban en el Gobierno.

Javier Milei debió ceder el capítulo fiscal para allanar la aprobación de la ley ómnibus. 

Por Ariel Basile

El anuncio de Luis Caputo sobre la eliminación del capítulo fiscal, retenciones y jubilaciones del proyecto ómnibus para avanzar con la aprobación de la ley deja expuesto el retroceso político que sufrió el gobierno en los últimos días. La inflexibilidad de los gobernadores, en especial de la liga de Juntos por el Cambio, a quienes la Casa Rosada intuía cercanos, se sumó la desconfianza de los bloques dialoguistas tras las desprolijidades en torno a la firma del dictamen, algunas de ellas con sospechas de ilegalidad.

En paralelo, la demostración de fuerza del peronismo el miércoles, con liderazgo de la CGT, dejó desconcertado al Gobierno, que esperaba que el arco político se sumiera con mansedad a su minoritario espacio legislativo. Primer cachetazo para Javier Milei, a quien se le suma la primera sangría en su gabinete, tras haber despedido a Guillermo Ferraro, acusado de filtrar información.

Poco más de un mes que parecen años para La Libertad Avanza, por un desgaste demasiado prematuro. En tanto, otros rumores aquejan la salud del gabinete, y el ministro del Interior Guillermo Francos aparece en el ojo de la tormenta. Francos es quien mayor confianza genera en la oposición, y quien mejores lazos tiende con gobernadores y gremios. Pero no logra penetrar el círculo más íntimo del Presidente. “Él está firme, pero otros quieren su lugar”, dicen en su entorno.

Las nuevas concesiones en el proyecto, que se añaden a las de hace una semana, demuestran que no alcanza con apartar al peronismo. Que no solo puede unir el espanto, como se esperanzaban en el Gobierno. La UCR y los provincialismos ya no son opositores a UP: son oposiciones a Milei, y deberán demostrarlo. Los libertarios, quizás, lo están comprendiendo recién ahora. La pulseada, en rigor, la ganaron los gobernadores. No se tratarán las retenciones. Antes, habían logrado mantener en cero las retenciones a economías regionales, además de otros vueltos: ley de azúcar, biocombustibles y un etcétera adicional. Lograron torcerle el brazo a un Gobierno que muestra soledad y rastros de improvisación.

Las dudas, ahora, serán qué pasará con las amenazas del Presidente: ¿buscará fundir a las provincias con este recorte en el proyecto? ¿o es una bandera blanca agitada hacia los cuatro puntos cardinales? Los gobernadores creen que Milei ya no tiene margen. Dinamitó la obra pública y secó las transferencias discrecionales. ¿Qué más podría recortar? Piensan. La coparticipación se gira de forma automática, y una restitución de Ganancias o la coparticipación del impuesto al cheque se podrá imponer por ley. Milei deberá mostrar señales a “la casta”. Generar confianza en la política en momentos donde el ajuste comenzará a sentirse fuerte en la gente de a pie excede a un tironeo ocasional. Será, acaso, una salida de supervivencia.

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