SALARIOS VS INFLACIÓN: LOS LÍMITES PARA LA DESACELERACIÓN DE LOS PRECIOS

Por Nazarena Lomagno

Así lo determina un informe titulado “Recesión y propagación salarial: los límites de la desinflación”. “Más temprano que tarde el intento de desinflación encontraría un piso difícil de romper, debido a la ausencia de una estrategia para lidiar con la inercia y mecanismos de propagación”, advierte el documento.

Por más que la aguda recesión en marcha permita anticipar la reducción del ritmo de precios, el centro de estudios Centro Periferia advierte que las negociaciones salariales se reactivaron y que, junto con los aumentos de servicios y precios regulados ya programados, delinearán los límites de la desinflación. Con una economía con características inerciales, la institución pone en duda la capacidad de mercado y la recesión de “llevar a buen puerto un proceso de desinflación, en el marco de ascenso de la inestabilidad social”. 

Los mecanismos de propagación de la inflación comienzan a encenderse. Y eso podría colisionar con los objetivos del gobierno de Javier Milei. Así lo plantea el informe de la organización: “de no mediar cambios radicales en la estrategia, la inflación se estacionara nuevamente un escalón por encima de los registros anteriores”. 

La suba de precios marcó un 25% durante el mes de diciembre y las consultoras plantean un porcentaje similar o menor para enero. Los salarios reales a fin de año marcaron una caída mensual “sin precedentes” en los últimos 30 años. 

“Los acuerdos establecidos en los principales 10 convenios colectivos de trabajo permiten estimar una baja mensual del salario registrado del 10%, superando la máxima caída mensual establecida por el 8,3% de baja que se registró en abril de 2002”, resalta Centro Periferia. Se trata de una caída de ingresos en tiempo récord que impone la estrategia del Gobierno. 

Es por eso que las negociaciones paritarias se reactivaron y comienzan a delinear nuevas tendencias y comportamientos. La devaluación marcada como la política “estructurante” de la etapa, impulsó la velocidad e intensidad del esquema económico. Así, la dinámica de los acuerdos salariales se modificó. Pero el piso nominal para superar la inflación es alto. 

De esta forma, para sostener el salario real, según Centro Periferia, las negociaciones de enero deberían contener la recuperación del -10% de diciembre, más la inflación esperada para el mes. Suponiendo una inflación del 25% mensual (REM), “las negociaciones deberían cerrar con un aumento nominal de 39%”.

Es por eso que el centro de estudios advierte: “Con inercia inflacionaria, estos salarios no bajan de un mes para el otro, propagando la inflación y diseminando el nuevo piso inflacionario. La inflación así, en lugar de bajar a fuerza de recesión más abajo del 12% inicial, se estaciona en niveles aún más altos”.

Hasta el momento, el sindicato de metalúrgicos (UOM) logró negociar el mismo aumento que la inflación de diciembre, es decir 25%. Luego, aparecen otros gremios que lograron sortear la suba de precios del último mes del año, y suman la inflación pasada. Es el caso de AceiterosBancariosAlimentación y Comercio, el gremio más relevante en términos de cobertura de la negociación colectiva. Por último, también están los que negociaron un aumento menor que la inflación de diciembre: Construcción y Sector Público, afectados por obra pública cero y reducción de empleados públicos.

La actualización bajo convenio, que durante 2023 marcó una reducción promedio de 2,7% para los 10 principales sectores económicos, aún acelerando la frecuencia de aumentos y generalizando renegociaciones en base a la inflación, ahora se plantea vía mercado, sin “pautas explícitas” por parte del Gobierno.

Para el macroeconomista especializado en salarios, Federico Pastrana, la relación entre paritarias libres, salarios reales y precios “es mucho más compleja de lo que suele plantearse”. Más en un contexto donde no solo la inflación presente influye, sino también lo que se busca recuperar del pasado y la inflación futura, las expectativas.

En ese sentido, el economista ejemplifica: “El Rodrigazo en 1975. Una devaluación y aumento de tarifas muy superior a la inflación previa, con un tope salarial inicial de 40%, claramente recesivo. Los sindicatos presionaron y lograron un aumento más en línea con la inflación. ¿Mejoró la cosa? No. Los precios respondieron y consumieron los incrementos salariales. El Rodrigazo inauguró el período de alta inflación, solo interrumpida por la Convertibilidad en 1991”.

Por último, para Centro Periferia, esta heterogeneidad en el poder adquisitivo está atravesada por una caída del 20% real, tanto en salarios, como jubilaciones y pensiones “con pocos precedentes en la historia democrática desde 1983”. “El sostenimiento de estos niveles inflacionarios presionará en el marco de un esquema político que cuenta aún con apoyo político de la ciudadanía, pero con poca representación territorial y legislativa”, concluye el informe.

Fuente: Àmbito

Rivero Cecilia

Los comentarios están cerrados.