El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió este jueves garantizar una transición pacífica y ordenada para transferir el poder a Donald Trump y buscó consolar a los demócratas asegurando que Estados Unidos va a estar bien en las manos del magnate republicano. Y pidió un esfuerzo de reconciliación nacional y entendimiento para “bajar la temperatura” de la polarizada política estadounidense.

Así se pronunció Biden en su primera intervención desde que Trump derrotara a la vicepresidenta, Kamala Harris, en las elecciones del martes, en un discurso en la Rosaleda de la Casa Blanca, que ha congregado a decenas de periodistas, su personal e incluso miembros de su familia. «Ayer hablé con el presidente electo Trump para felicitarlo por su victoria y le aseguré que dirigiré a toda mi Administración para trabajar con su equipo y garantizar una transición pacífica y ordenada», manifestó el ahora presidente saliente.

Biden no confirmó si asistirá en persona a la investidura de Trump el 20 de enero de 2025, pero insinuó que podría hacerlo. «Voy a cumplir mis promesas y honrar la Constitución el 20 de enero; tendremos una transición pacífica del poder en Estados Unidos», afirmó.

Biden también destacó la importancia de aceptar los resultados de las elecciones. «He dicho muchas veces que uno no puede amar a su país solo cuando gana», afirmó, insistiendo en que es fundamental aceptar la decisión que el país ha tomado.

En su discurso, el presidente también se refirió a Harris, con quien conversó el miércoles por teléfono, y la elogió, diciendo que puso todo su corazón y esfuerzo, y que ella y su equipo deberían sentirse orgullosos de la campaña que han llevado a cabo.

El mandatario usó la última parte de su discurso para enviar un mensaje a los demócratas apenados y preocupados por la victoria de Trump, reconociendo que su partido perdió la contienda, pero subrayando que eso no significa que estén derrotados. «Los reveses son inevitables, pero rendirse es imperdonable. Todos caemos, pero el verdadero carácter, como decía mi padre, se mide por la rapidez con la que nos levantamos», aseveró Biden.

El presidente dio un discurso de apenas siete minutos, solo en el podio. Fue recibido por más de un minuto de aplausos de su equipo y de su nieta, que estaba en primera fila y a la que el mandatario envío un beso en el único gesto con emoción ante el público. Este ha sido probablemente uno de los discursos más difíciles para Biden, no solo porque tendrá que ceder el poder a Trump, a quien derrotó en 2020, sino también porque llega en un momento en que algunos miembros de su propio partido lo están señalando como responsable de la derrota de Harris.