Cómo seguirá el plan del Gobierno tras el fuerte ajuste inicial
El mercado y el sistema político mira ahora al Congreso, que a través del paquete fiscal que acompaña a la ley Bases podría aportar más recaudación. Cuántos son los pagos “freezados”.
El Gobierno cristalizó en la primera parte del año un ajuste fiscal que fue cuatro veces más grande que el que exigía el acuerdo con el FMI y que valió, para el presidente Javier Milei, un anuncio por cadena nacional.
El Poder Ejecutivo presentó como el principal logro de su gestión haber podido instalar en las finanzas públicas el carácter superavitario, lo que consiguió con una combinación de “licuación” ante la inflación, de partidas deliberadamente recortadas -la “motosierra”- pero también con una postergación de pagos, con una deuda flotante que ronda los 2 billones de pesos.
Los primeros análisis sobre lo que dejó el primer trimestre fiscal del gobierno libertario intentaron responder, precisamente, la pregunta sobre qué pesó más en ese proceso: si el ritmo de la inflación por encima de la ejecución de gastos o el serrucho presupuestario.
La consultora LCG estimó que “algo más de un tercio del recorte del bimestre responde a un menor gasto previsional, y la explicación se eleva a 45% considerando el ajuste en el resto del gasto social. Tendemos a pensar que en estos casos pesa mucho más el efecto licuación que la ‘motosierra’”.
El ajuste atribuible a la ‘motosierra’ en el primer trimestre del año fue 31,5%, siendo todo el resto explicado por ‘licuadora’ o cuestiones no sostenibles en el tiempo (PPI)
Para los economistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI) “el ajuste atribuible a la ‘motosierra’ en el primer trimestre del año fue 31,5%, siendo todo el resto explicado por ‘licuadora’ o cuestiones no sostenibles en el tiempo, como el retraso de pagos a Cammesa”.
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Algunos economistas ensayan una tercera dimensión del ajuste, además de considerar la cuestión del ritmo de ejecución presupuestaria en comparación con la suba del índice general de precios (inflación), analizan cuánto pesó cada renglón del gasto primario sobre ese subtotal en el primer trimestre de 2023 y cuánto ahora.
Para ejemplificar: las jubilaciones representaban en el primer trimestre del 2023 34,05% del gasto total, mientras que en el 2024 fueron 33,58%, es decir que no hubo un cambio sustancial, cayeron 0,4 puntos porcentuales como contó en las redes sociales el ministro Luis Caputo.
Las asignaciones familiares, como la AUH registraron un salto: en 2023 pesaban 2,81% del total y este año 4,84 por ciento.
En los salarios que paga el Estado se ve algo similar: absorbía 13,35% del total el año pasado y subieron a 16,47% en 2024.
Por el contrario, una caída notoria se advierte en las transferencias a provincias para obra pública, implicaba el 8,76% del total en el primer trimestre de 2023 y este año representa apenas 1,76 por ciento.
Los subsidios económicos (tarifas de los servicios públicos) también perdieron representatividad, pero menos, desde 9,28% del gasto primario total hasta 7,87% en los períodos de referencia.
En ese plano, la consultora PxQ hizo dos observaciones adicionales sobre lo que se ve en la última foto fiscal, más allá de la secuencia completa del primer trimestre: “En marzo, gastos como el de prestaciones sociales y el de subsidios energéticos (los cuales representan el 62% del gasto primario) presentaron una desaceleración en la caída anual respecto de lo registrado durante el primer bimestre del año”.
Y luego, agrega la consultora de Emmanuel Álvares Agis: “Por el lado de los ingresos, la disminución de la actividad económica volvió a impactar en la recaudación total y los impuestos vinculados a la actividad exterior no lograron compensarla. En la evolución mensual el efecto es aún más notorio. Mientras que en febrero los ingresos totales cayeron al orden de 6% anual, en marzo lo hicieron en 9 por ciento”, concluyó.
Una pregunta que sobrevuela entre los analistas y también en la dirigencia política es, en lo sucesivo, qué sigue en términos de ajuste fiscal. La respuesta, posiblemente, llegue desde el Congreso. El oficialismo consiguió en los últimos días de la semana pasada dictamen para la nueva versión de la ley de Bases pero también del paquete fiscal, que dotará de recaudación tributaria adicional al gobierno nacional.
Ahí asoma una pista de que la motosierra podría perder algo de filo en los próximos meses. Y que la licuadora, que funcionó a toda potencia durante el primer trimestre, tendría menos fuerza ante la desaceleración de la inflación. Queda un tercer elemento, siempre en el tono herramental que le da el Gobierno: algunos lo llaman el freezer, y otros la bicicleta. Se trata de los pagos adeudados por distintos motivos que acumula el Ministerio de Economía.
Según datos actualizados a fines de marzo a los que tuvo acceso Infobae, la deuda flotante, es decir la diferencia entre el gasto devengado y el efectivamente pagado -base caja- alcanzó a $2 billones. Lo adeudado solo por gastos del 2024 asciende a $1,3 billones. Un mes antes, ese monto era de $1,6 billones y $900.000 millones, respectivamente.
La deuda flotante, es decir la diferencia entre el gasto devengado y el efectivamente pagado -base caja- subió a $2 billones
Dos puntos del paquete fiscal tendrán repercusión positiva sobre la recaudación tributaria, según estimó la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC):
-”La reforma del Impuesto a las Ganancias incrementaría la recaudación de ese tributo en 0,5% del PBI sobre la base del período fiscal 2024 completo. El incremento sería de 0,3% suponiendo una aplicación de siete meses durante 2024″, plantearon desde la oficina que dirige el economista Gabriel Esterelles.
-”La reforma del Régimen simplificado impactaría de manera positiva en la recaudación del Monotributo (0,08%), Sistema de Seguridad Social (0,0351%) y Sistema de Obras Sociales (0,0967%), y negativamente en el Impuesto a las Ganancias (baja 0,1474%)”, estimó.
Aunque otros dos puntos podrían quitar recaudación tributaria.
“La reforma del Impuesto sobre los Bienes Personales reduciría la carga tributaria de ese impuesto en un rango de 0,29% a 0,61% del PIB, según el período fiscal y los supuestos adoptados”, calcularon desde la OPC.
Y “la eliminación del Impuesto a la Transferencia de Inmuebles tiene un impacto teórico estimado de 0,0161% del producto para el período fiscal 2024 y de 0,125% del PIB suponiendo una aplicación de ocho meses durante 2024″.
No hubo precisiones sobre la flexibilización -o eliminación- del cepo y el comienzo de la ansiada recuperación en V (Abeceb)
Para la consultora Abeceb, más allá del anuncio triunfal del logro fiscal que presentó el Gobierno, “no hubo precisiones sobre otros dos objetivos que los mercados y las empresas productivas consideran clave para dar mayor sostenibilidad al proceso de ajuste: la flexibilización -o eliminación- del cepo y el comienzo de la ansiada recuperación en V”.
“Tampoco hubo medidas para mitigar el impacto de la recesión, más allá de la promesa de reducir impuestos en el futuro, a medida que se logren reducciones de gasto público”, mencionó.
“En un contexto así es clave monitorear cómo evoluciona la tolerancia social ante el ajuste. Sobre todo, cuando la austeridad toca la puerta de rubros sensibles y con poder de fuego para la protesta como salud, educación y transporte”, concluyó la consultora fundada por Dante Sica, en referencia a la movilización por la educación universitaria que tuvo lugar el martes.
La consultora Analytica, en tanto, aseguró que uno de los motores posibles de una recuperación, como es el consumo, podría demorar aún más para mostrar señales de arranque. “(El consumo) Alcanza un piso recién entre dos y tres trimestres posteriores a la devaluación, y con retracciones superiores a las del PIB. Además, excepto en 2002, no vemos una ‘U’, menos una ‘V’, más bien una ‘L’”, dijeron los economistas dirigidos por Ricardo Delgado.
Javier Milei usó una figura novedosa, lejos de las letras del abecedario, y habló de un “pedo de buzo”, al dar a entender un recuperación rápida y vertical.
Uno de los motores posibles de una recuperación, como es el consumo, podría demorar aún más para mostrar señales de arranque (Analytica)
“No se puede hablar de consumo sin hablar de salarios, la variable fundamental para la dinámica de este componente de la demanda. Los salarios registrados cayeron en términos reales 19 puntos en el primer trimestre del año, un guarismo similar al observado a la salida de la convertibilidad”, midió Analytica.
“Los antecedentes históricos permiten pensar que existen probabilidades de pérdidas adicionales en el salario y el consumo en el segundo trimestre de 2024, aunque el PBI haya alcanzado un piso en el primero”, concluyeron en la consultora de marras.
INFOBAE
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