Crisis económica reactiva la labor de zapateros: hasta 70 pedidos por día ante aumento del costo de indumentaria
La crisis económica ha desencadenado un cambio en las costumbres de consumo de los sanjuaninos, llevándolos a buscar alternativas para reducir gastos, especialmente en el rubro de la indumentaria. Este escenario ha revitalizado una profesión que parecía en declive: la de los zapateros. Según dos de los más reconocidos en la provincia, la demanda de reparación de calzado ha crecido casi un 100%, con muchos optando por reparar en lugar de comprar nuevo debido al elevado costo de un par de zapatillas, que pueden llegar a los $50.000.
Manuel Cataldo y José “Pepe” Gonzale Pentimalli, zapateros con más de 20 años de experiencia, han notado este cambio de panorama. Anteriormente atendían a unos 10 clientes por día, pero en la actualidad, reciben hasta 70 pedidos diarios, principalmente para cambiar tela, suela o realizar costuras en zapatillas.
«Vienen con la idea de haber visto las zapatillas en un local y deciden arreglar las suyas para estirar su uso todo lo posible», expresó Manuel, propietario de la zapatería Las Viñas, quien trabaja con su nuero y un empleado en el taller desde hace 30 años.
Por otro lado, José, conocido como Pepe de la General Acha, quien se dedica de forma independiente a la reparación de zapatos, sandalias y bolsos, afirmó haber notado un aumento considerable en la demanda desde principios de año. «Más de 10 personas por día me traen distintos tipos de calzado para arreglar, sobre todo sandalias», mencionó.
El precio por arreglo oscila entre los $4.000 y $50.000, una opción más accesible en comparación con el costo de unos zapatos nuevos, lo que impulsa a la gente a prolongar la vida útil de su calzado. «La gente arregla lo justo y necesario para seguir caminando porque no tiene dinero extra para gastar», afirmó Pepe.
Ante el pago de los arreglos, ambos zapateros solicitan a sus clientes dejar un 50% del costo por adelantado para poder trabajar con tranquilidad, incluso para adquirir el material necesario en algunos casos.
En relación a los zapatos que no son retirados por los clientes, Manuel y Pepe optan por donarlos a instituciones de beneficencia. «No vendemos los zapatos que quedan. Los donamos a la iglesia», explicó Manuel. Pepe, por su parte, los destina a una escuela inclusiva donde su hija trabaja como docente.
Ambos zapateros también comentaron sobre la calidad del calzado, señalando que muchos zapatos de segunda mano pasan por zapaterías en San Juan como de buena calidad, pero en realidad son de baja calidad y por eso tienden a romperse fácilmente.
Fuente: Diario La Provincia SJ
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