Cristina vs Quintela: dos modelos de PJ para oponerse a Milei que dejan a Kicillof en una encerrona

La interna del PJ ganó la agenda, una potestad que en 2024 solo había estado en manos de Javier Milei.

Por Ariel Basile

 

Cristina Kirchner, Ricardo Quintela y Axel Kicillof.

Cristina Kirchner, Ricardo Quintela y Axel Kicillof.

La pulseada entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela por la conducción del Partido Justicialista acaparó la atención de la semana. Más allá de las tensiones que se generaron en el intento fallido de lograr la unidad, para buena parte de los sectores que intervienen en la interna los movimientos fueron positivos: una salida del letargo, una pelea “reproductiva” (como indica la máxima de Juan Domingo Perón) y la posibilidad de recuperar cierto protagonismo perdido. En el medio del fuego cruzado, Axel Kicillof.

La interna del PJ no solo ganó la agenda, una potestad que en 2024 solo había estado en manos de Javier Milei, sino que, además, generó réplicas en todos los espacios: desde el oficialismo que mira el desenlace para quedarse con retazos del PJ hasta el radicalismo, que también mira su propio posicionamiento en función de lo que ocurra con la interna del 17 de noviembre entre la expresidenta y el gobernador riojano.

Apertura vs cerrazón

Cristina presentó su lista “Primero la Patria” el viernes, y este lunes realizará un acto en Quilmes, municipio gobernado por el camporismo duro con la intendenta Mayra Mendoza. Anotó en la primera plana a dirigentes de provincias, para darle el tono “federal”, épica de la que se apropia Quintela, quien emerge desde tierras de caudillos. Una forma de responder a quienes argumentan que el kirchnerismo solo sobrevive en el conurbano bonaerense.

El formoseño José Mayans, la catamarqueña Lucía Corpacci, el santafesino Germán Martínez, en lugares centrales de la vicepresidencia. Los dos jefes de bloque en el Congreso, trinchera de resistencia del PJ, que en estos meses se convirtió en un partido de oposición parlamentaria. La exgobernadora de Catamarca, en tanto, una figura que contrapone a su sucesor Raúl Jalil, quien optó por darle una mano a Javier Milei cuando éste sudaba la gota gorda para sostener vetos y RIGI.

Corpacci representa la barrera a los límites que Cristina no está dispuesta a dejar que se traspasen. Otra respuesta que aparece en esa nómina es la del secretario general del Sindicato de Mecánicos (SMATA), Ricardo Pignanelli. La CGT había emitido un comunicado duro con críticas elípticas al “personalismo” en obvia alusión a la expresidenta y habría bregado por una “renovación genuina”, en apoyo implícito al riojano. A última hora, al cierre de esta nota, comenzó a circular una lista provisoria, donde el dato más destacado era la ausencia de soldados de Axel Kicillof.

Ricardo Quintela se tomó más tiempo. El sábado, sobre el límite del plazo legal, dio a conocer los nombres que integran “Federalismo y Justicia”. Le costó al mandatario norteño conseguir el apoyo de los cinco PJ provinciales que son requisito para inscribirse en la interna. Debió terciar Jorge Capitanich y el peronismo chaqueño finalmente apoyó a ambos candidatos, una forma de habilitar la competencia.

Si bien en el kirchnerismo buscan marcar que la eventual conducción de Cristina será amplia y con la intención de contener al principal espacio opositor a Milei, la puja se resume a una disputa entre el concepto de ampliación que propone Quintela contra el de cerrazón que encarnaría la expresidenta. El riojano llamó a tender puentes con dirigentes como Florencio Randazzo, gobernadores que coquetean con La Libertad Avanza o el cordobesismo de Juan Schiaretti y Martín Llaryora. En entrevistas pasadas, incluso tiró la red más lejos, hasta dirigentes del PRO como Horacio Rodríguez Larreta. También apuntan al “modo”. El riojano revaloriza la presencia en el territorio y la decisión “más horizontal”, dicen en su entorno, para contrastar con el verticalismo y las bajadas de línea por redes de su rival.

Cristina ya le bajó la persiana a mandatarios como el tucumano Osvaldo Jaldo o el catamarqueño Jalil, si bien el primero le recolectó avales en la provincia a través de los suyos. Aún si los convocara, sería difícil que se acerquen al fogón los peronistas que tomaron posturas anti K. Rechazan más al kirchnerismo que a Milei. El Instituto Patria se excedió de avales: 140 mil cuando se necesitan 60 mil. Recibió respaldos de los PJs de las provincias con holgura, que serán clave en la fiscalización. Hay dirigentes de peso que respaldan. Ayer se llevó a cabo, en ese sentido, el primer acto masivo una vez conocida su lista. Se realizó en Santa Fe y lo organizó Agustín Rossi para presentar su espacio La Corriente. “Con Cristina presidenta del PJ Nacional comienza la reconstrucción de la esperanza en Argentina”, dijo el excandidato a vicepresidente, quien había sido enviado al ostracismo por Cristina en su momento, cuando ungió a Omar Perotti para las elecciones 2021.

Los intentos por llegar a la unidad fueron tenues. Como en un juego de adolescentes, primero fue Quintela quien no atendía las llamadas. “Para qué voy a atender, si me van a pedir que me baje, y no me voy a bajar”, sugería a los suyos. Luego, ya con la compulsa echada a rodar, se invirtieron los roles, y entonces sonó en el vacío el teléfono del Instituto Patria. “Atiendan el teléfono, tienen varios llamados con la característica 3804”, espetó Jorge Yoma en las redes, apoderado de la lista de Quintela.

No obstante, buena parte de la dirigencia del PJ maneja la tesis de una posible postergación de la fecha, bajo la premisa de los altos costos de la elección y los cortos tiempos para organizar la logística. El partido pidió al Gobierno seis mil urnas para distribuir en todo el país, y en la órbita de Guillermo Francos garantizan poco más de la mitad, las que tienen en depósitos. No se pueden utilizar las de los comicios nacionales, que tienen otros escudos inscriptos. “Es poco el tiempo para comprar las que faltan”, dicen en jefatura de Gabinete, y confirman así que los tiempos están demasiado apretados.

Una postergación daría tiempo a negociar una unidad, dicen. Se trata de otra parte del peronismo, que pivotea entre ambos espacios, y que sugieren que el test solo servirá para demostrar que Cristina, aún ganando, no contiene a todo el partido. También indican que Quintela no tiene nada que perder con la jugada. Dirigentes cristinistas que recorrieron unidades básicas con Quintela, cuando era el único que había recogido el guante. Luego, enterados por Twitter de la postulación de la expresidenta, quedaron estupefactos.

Kicillof, entre el equilibrio y la distancia

Dentro del justicialismo, es Axel Kicillof, el mandatario de la provincia más poblada del país y corazón electoral del PJ, quien quedó en medio del fuego cruzado. Tras las citas bíblicas de Cristina, señalando a los Poncio Pilatos y a los Judas, dardo venenoso al gobernador bonaerense, Kicillof salió con un comunicado que se había hecho esperar.

Para muchos, el exministro de Economía de Cristina realiza un hábil ejercicio de equilibrista en una cuerda en el aire, entre rascacielos. Sabe que no es momento de romper con quien sigue reconociendo como líder. También entiende que, quizás, en algún momento deba hacerlo si quiere conducir un conjunto mayor. Soporta en silencio a los portavoces que hablan por ella, que le reclaman fidelidad eterna por el rol de la expresidenta en su carrera política. Lo mismo con las estrofas que le dedican en actos camporistas. Las “nuevas canciones” que pidió componer Kicilof, para las lógicas partidarias que van quedando viejas para el electorado. Por caso, el padrón del PJ tiene una edad promedio de 60 años. El escudo y el bombo interpelan poco a los jóvenes.

El peronismo tiene sobradas muestras del simbolismo de “matar al padre”. Desde Néstor Kirchner con Eduardo Duhalde como ejemplo cercano, hasta los pases en gobernaciones recientes: Sergio Uñac con José Luis Gioja en San Juan, Sergio Casas con Beder Herrera en La Rioja, Juan Manzur con José Alperovich en Tucumán, y luego Jaldo siguiendo la huella. Entre muchos otros ejemplos.

En el comunicado, como en el escenario del Día de la Lealtad en Berisso, Kicillof vuelve a pedir “unidad” e incluso sugiere que Quintela no es su candidato. Éste evitó llegar al conurbano para no incomodar a su par de Buenos Aires, pero los puentes están activos.

Luego, llegan los “peros”. “Hay que leer esa carta con ‘ojos K’ y ahí van a notar que la ruptura es definitiva. No vuelve más al kirchnerismo”, expresaban en el peronismo ortodoxo. Cuestionó por primera vez “los reiterados ataques públicos que se han hecho durante los últimos tiempos” y a quienes decidieron “criticarme mucho y acompañarme poco” (sic) y apuntó de frente contra “la lógica del sometido o traidor” que instalan desde La Cámpora. Tal vez, la señal más clara de distanciamiento sea la siguiente frase: “Tampoco puedo convalidar el equivocado mecanismo de que cualquier diferencia o crítica desate el disciplinamiento”. Este último, un significante que cala hondo en la trinchera K. Luego tamiza: “Cristina está en el corazón del pueblo, también en el mío”.

Rescata Kicillof que tanto Quintela como la expresidenta rivalizarán con el eje Milei-Macri. Una coincidencia programática que no es menor. El bonaerense es acaso el único gran triunfo electoral que logró sostener el peronismo en 2023, tras los jirones en que se deshizo el partido durante la última gestión de Alberto Fernández.

En términos provinciales, no es menor el hecho que el PJ haya bajado de 16 a 8 gobernaciones. Y de esos ocho, tres se abrieron rápidamente: Osvaldo Jaldo, Raúl Jalil y el salteño Sáenz. Solo cinco quedaron en la vereda de enfrente, con posturas firmes en momentos de motosierra y Estados provinciales desfinanciados. Además de Kicillof y Quintela, Sergio Ziliotto (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego). También un aliado de Unión por la Patria, como el santiagueño Gerardo Zamora, se mantuvo lejos de La Libertad Avanza.

Capturas y posicionamientos

La pelea en el peronismo ganó centralidad. Incluso en el oficialismo, donde Milei intenta sacar rédito y volumen político a partir de la irrupción de Cristina Kirchner en el tablero del PJ. Para este lunes, están invitados a comer asado a Olivos los mandatarios “dialoguistas” mencionados antes: Jaldo, Jalil y Sáenz, y también el provincialista misionero Hugo Passalacqua, exaliado de Unión por la Patria.

Sondeos de este medio confirmaron que tres de ellos estarán en Buenos Aires el lunes, aunque nadie confirmó si aceptarán el convite. Negocian partidas presupuestarias a cambio de los favores, pero hasta acá fueron más los incumplimientos de Nación que las concesiones otorgadas. La foto con achuras sería difícil de digerir no solo para el kirchnerismo.

Las elecciones 2025 pone a los libertarios en la necesidad de generar alianzas en las provincias, donde se renovarán diputados y senadores sin la foto de Milei en la boleta. Karina y Martín Menem articulan, pero encontrar espacios comunes con el peronismo violeta es una alternativa que plantean.

En ese contexto, en la interna de LLA el peronismo cobra vigor. La foto de Victoria Villarruel con María Estela Martínez de Perón, o Isabel, tomada en España y difundida el Día de la Lealtad, no solo tiene el tono de la afrenta al Presidente, sino que es también un coqueteo al peronismo conservador, que cada tanto tiene gestos de retribución con la vicepresidenta. Incluso, los ha tenido hasta Mayans, ahora candidato a vice del PJ en la lista de Cristina. Vueltas de la política.

Por otro lado, el radicalismo también mira con atención lo que ocurra en el peronismo para resolver su propia interna. Una victoria de Cristina le daría más prerrogativas al sector de los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes) o Leandro Zdero (Chaco) quienes marcan la divisoria con el kirchnerismo antes que con Milei. Es que el espacio opositor quedaría encerrado en el peronismo conducido por Cristina, y dejaría en el medio del río a la UCR díscola de Martín Lousteau o Facundo Manes y que tiene lejos del fuego a algunos bronces que siguen opinando como Federico Storani o Ricardo Alfonsín.

Si bien la renovación de la presidencia de Martín Lousteau será a finales de 2025, habrá algunos mojones intermedios. Uno de ellos se dará cuando el Tribunal de Ética, que responde al senador nacional, dictamine la expulsión de los diputados que convalidaron los vetos de Milei. Eso generará una convulsión, ya que se espera que apelen para que defina la Convención, ya en 2025. Es el mismo cónclave encargado de definir alianzas electorales.

Asimismo, serán clave las elecciones en las UCR provinciales. Valdés ganó en Corrientes esta semana, pero la principal definición está en la provincia de Buenos Aires, donde si bien la Junta Electoral dio ganador a Miguel Fernández, avalado por Maximiliano Abad, el sector de Lousteau y Manes impugnarán en la Justicia el escrutinio que dio perdedor a su pupilo Pablo Domenichini. Buenos Aires es la provincia que más convencionales aporta, y si bien el resultado ajustado dividirá representantes casi en partes iguales, el poder simbólico queda siempre para los ganadores.

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