Decenas de miles de libaneses desplazados por los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel emprendieron el miércoles el retorno a sus casas, gracias a un alto el fuego instaurado tras dos meses de guerra abierta. La tregua, en vigor desde las 4 de la madrugada, interrumpe un conflicto que dejó más de tres mil muertos y 900 mil desplazados en el Líbano, además de decenas de miles de evacuados en el norte de Israel. En un comunicado Hezbolá proclamó su «victoria» ante una Israel que «no pudo socavar su determinación ni doblegar su voluntad».
El ejército libanés anunció el miércoles que había «comenzado a fortalecer su presencia en el sur», bastión de Hezbolá, en el sector sur del río Litani, a unos 30 kilómetros de la frontera israelí. Un periodista de la agencia AFP vio tropas y vehículos del ejército en dos regiones del sur del Líbano. Por su parte el diputado de Hezbolá Hassan Fadlallah dijo que su movimiento cooperará con el Estado libanés para reforzar el despliegue del ejército en el sur, asegurando no tener «armas visibles» ni «bases» en el sector.
Volver a casa
Sin esperar a que los militares dieran luz verde, miles de habitantes del sur de Líbano, de la periferia sur de Beirut y del valle de Becá, en el este, todos ellos bastiones de Hezbolá, emprendieron el camino de vuelta a casa. Pocas horas después de la entrada en vigor de la tregua, el ejército israelí anunció un toque de queda nocturno en el sur del Líbano.
En los suburbios del sur de la capital, bombardeados hasta la madrugada del miércoles, militantes de Hezbolá circulaban por la mañana en moto ondeando las banderas amarillas del partido y gritando consignas ensalzando a Hasán Nasralá, su emblemático líder muerto en septiembre en un ataque israelí. La ruta que conduce al sur de Líbano quedó atascada por autos y camionetas. «Volvemos a este barrio heroico que ha vencido, estamos orgullosos», afirmó Nizam Hamadé, un ingeniero que acudió a inspeccionar su casa.
«Una nueva página»
El primer ministro libanés, Najib Mikati, pidió en un discurso televisado la retirada de las tropas israelíes del sur del Líbano, una operación que según el acuerdo de alto el fuego tiene que llevarse a cabo en un plazo de 60 días. Según este pacto, los miembros de Hezbolá deben retirarse al norte del río Litani y, en su lugar, Estados Unidos y Francia trabajarán para que se desplieguen hasta 10 mil soldados libaneses en el sur del país «lo antes posible».
El gobierno libanés dijo esperar que este acuerdo abra «una nueva página» en la historia del país, y que de paso se elija a un presidente de la República, cargo vacante desde hace más de dos años. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo el martes que la duración de la tregua dependerá «de lo que suceda en Líbano».
En la misma línea el vocero de las fuerzas armadas israelíes, Daniel Hagari, advirtió este miércoles que cualquier violación del acuerdo de alto el fuego por parte de Hezbolá «será respondida con fuego». Hagari aseguró que la aviación israelí continuará sobrevolando los cielos del Líbano para recabar inteligencia y prepararse para actuar donde sea necesario.
«La victoria de Dios todopoderoso fue la aliada de la justa causa», afirmó por su parte Hezbolá en un comunicado, agregando que sus combatientes permanecerán «listos para enfrentar los ataques del enemigo israelí». «Por su compromiso y esfuerzo durante más de 13 meses, la Resistencia pudo lograr la victoria sobre el enemigo delirante, que no pudo socavar su determinación ni doblegar su voluntad», dijo la Sala de Operaciones del grupo chiita en un comunicado difundido por sus canales oficiales.
Más de 240 niños muertos
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recibió con satisfacción el alto el fuego en el Líbano y espera que ponga fin a la guerra «que mató a más de 240 niños, hirió a unos 1.400 y trastocó la vida de muchos otros». En una comunicado emitido este miércoles, la directora Ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, dijo que la tregua es «un primer paso esencial para permitir que las comunidades se recuperen y reconstruyan tras meses de agitación y pérdida».
«La protección de los niños y sus familias debe seguir siendo el centro de todos los esfuerzos para estabilizar la situación y apoyar la recuperación», subrayó Russell, para quien es vital «garantizar a las organizaciones humanitarias un acceso seguro, oportuno y sin obstáculos para que presten ayuda y servicios vitales a todas las zonas afectadas, en particular en el sur del Líbano, donde las necesidades son agudas».
Por: Rodo Galdeano
Fuente: Página 12
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