La vida no fue fácil para ellos, que a sus cortas edades debieron atravesar difíciles momentos que los marcaron de por vida. Sin embargo, de las adversidades supieron renacer y convertirse en nuevas personas con sueños por delante que el deporte, específicamente el boxeo, supo darles.
Hablamos de Alan Mondaca, de 19 y Jerónimo Vals de 27 años, dos sanjuaninos que este próximo viernes 15 de diciembre buscarán coronarse en lo más alto en la provincia, con los títulos de campeones sanjuaninos en sus categorías de peso. Ambos, expresaron los desafíos que la vida les puso por delante y ante un momento tan importante como este, visualizan las metas que buscan alcanzar.
“Empecé en el boxeo para alejarme de la calle y estar mejor físicamente. Antes hacía otros deportes, hockey, fútbol, kick boxing, hasta que me metí a boxeo, me encantó y me quedé ahí. Me costó mucho, fue un proceso largo, me llevó casi tres años cambiar algo de mi físico. Ahora estoy bien, trato de estar bien y seguir con mi rutina todos los días”, comenzó contando Alan, quien practica la disciplina hace 5 años, a Diario La Provincia SJ.
El joven confirmó que el boxeo es la actividad principal en su vida, ya que además trabajo y para el próximo año se propuso volver a estudiar y terminar la secundaria. Trabajar, ir a la iglesia y hacer boxeo, son las razones por las que día a día se levanta y busca ser «mejor persona».
“El boxeo me enseñó de todo, la disciplina, el respeto, el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio. El boxeo es un deporte muy cruel, solitario y enseña muchas cosas que otros deportes no. Me quedé con eso. La familia me apoya siempre, por ahí no les gusta porque no les gusta que me peguen, pero están ahí siempre”, expresó.
Con la meta de ser boxeador profesional, Alan asegura que entrena «de corazón», con su propia impronta y forma de ser. Bajo esa mirada se preparó en estos días y ya está listo para escuchar la campana arriba del ring.
“A los chicos les digo que se animen, todo el mundo merece una segunda oportunidad para todo, no hay que dejarse caer y siempre hay algo para empezar otra vez. Yo con boxeo empecé y me alejé de muchas cosas, creo que le puede ayudar a la mayoría de la gente que lo necesite. Me alejé de la calle, cuando uno se mete mucho y no sabe por dónde salir, el deporte ayuda”
En otra de las categorías pero con el mismo desafío está Jerónimo Vals, un sanjuanino que hace 11 años hace boxeo, aunque con alguna intermitencia. Luego de escuchar que «no era apto para el deporte» por sus condiciones físicas, sin dudas una frase que lo marcó, demostró que a su sueño no le importaba eso, motivo por el que día a día, hace más de una década, se sobrepone a las dificultades y transformó su realidad para llegar a disputar el título provincial.
“Tenes que sacrificar amanecidas, alcohol, fiestas, reuniones familiares, son muchas cosas las que se pierden, pero al final lo vale mucho. Comencé a los 16 años entrenando en la Unión Vecinal Santo Domingo, en Chimbas, cuando vino el entrenador Juan Carlos Vega. Empezó a dar clases y de todos los muchachos que iban, solamente me seleccionó a mí para que fuera al Club Unión a entrenar. Yo no tenía nada especial físicamente, era como un cristal, pesaba 50 kilos, era muy débil y flaquito, y tenía malas influencias, hacía cosas que no debía hacer y vicios que no debía tener. Pero mi profesor vio algo en mi muy distinto a los demás: que jamás me doy por vencido y que tengo mucho corazón”, comenzó diciendo Jerónimo a este medio.
Posterior a eso y a un año de entrenamiento, debió irse a Jáchal a vivir con su padre y allí fue donde la vida la jugó algunas de sus pasadas más duras. Sin embargo, trabajó, se sacrificó, fue a la escuela y en medio de todo eso, nunca dejó de entrenar. Su día comenzaba a las 5 de la mañana cuando salía a trotar en busca de lograr esa fuerza que requería.
“Supuestamente yo era una persona no apta para hacer deportes, pasé de eso a estar a punto de pelear por un título sanjuanino y en el ranking en la provincia estoy entre los mejores. Ese sueño, la ilusión, el esfuerzo por superarme siempre estuvieron en mí. A veces llorando salía a correr o me ponía a entrenar, pero sabía que me iba a superar y dejar de ser una persona débil físicamente. Mi sueño es convertirme en campeón del mundo y antes de eso, ser boxeador profesional, pero intentarlo y no quedarme con las ganas”, insistió.
En aquel departamento, un profesor de apellido Vergara lo siguió entrenando hasta que debutó hace 10 años atrás en Rodeo y ganó por puntos. Ese, expresó Jerónimo, fue “uno de los días más importantes de mi vida”. Posteriormente regresó a la Ciudad de San Juan, estudio el profesorado de matemáticas y tras terminar una relación amorosa cayó en depresión. Allí, una vez más fue el boxeo el que lo sacó nuevamente adelante.
“Llevaba como dos años sin entrenar, volví a hacerlo, con depresión iba todos los días y a pesar que estaba mal, sabía que iba a estar peor si no lo hacía, mientras que me superaba físicamente. Nunca bajé los brazos, siempre me levantaba a correr, entrenaba, fue mi sueño el que me guiaba”, dijo.
Actualmente tiene siete peleas, es policía y busca seguir perfeccionándose a través de diferentes estudios. Con el boxeo, sueña con pelear en Estados Unidos y alcanzar su máximo logro.
“Tengo mucha fe que voy a ser campeón sanjuanino, pero es una posibilidad que pueda llegar a perder. Si eso pasa, no importa, lo importante es que crezca en el boxeo, que mejore mi defensa, que tenga más fuerza, más cancha. Ese es el principal objetivo de esta pelea que se aproxima, que me pueda expresar mejor adentro del ring, pese a que cada vez voy perdiendo cada vez más los nervios”, concluyó.
Por: Rodo Galdeano
Fuente: Diario La Provincia
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