El papa Francisco celebró una masiva misa en la isla francesa de Córcega el domingo, siendo la suya la primera visita de un pontífice al lugar, desde donde pidió por la paz en «todo Medio Oriente» y para los pueblos de Rusia y Ucrania.

El  pontífice argentino, en silla de ruedas y todavía con un hematoma en su rostro tras caerse de la cama días atrás, pronunció su prédica del día ante una multitud de fieles, en la que lamentó la existencia de guerras, corrupción y violencia en el mundo frente a la «esperanza segura» de Dios. «La guerra es siempre una derrota», insistió el pontífice.

La visita, que duró unas 12 horas, comenzó con su llegada al aeropuerto de Ajaccio, en Córcega, en la mañana del domingo. Un 80% de los 350.000 habitantes de la isla profesan la fé católica, según el Vaticano. Una fuente de seguridad estimó que un total de 17.400 personas siguieron la misa en el lugar, frente a “La Casona” (como llaman los locales a la catedral) y en las pantallas.

Encuentro con Macron

Antes de tomar el avión de regreso a la Santa Sede, Francisco se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el aeropuerto. «Es un gran honor para la ciudad de Ajaccio, para Córcega y para Francia recibirlo», le dijo el jefe de Estado.

El mandatario francé le regaló el libro oficial de la restauración de la catedral de Notre Dame, «Reconstruir Notre Dame de París», cuya reapertura tuvo lugar una semana antes de la visita del Papa, quien habría declinado la invitación oficial de Macron para asistir a la celebración.