Un memorando de estrategia que se hizo público en medio de la investigación del Congreso a la familia Biden, reveló que Hunter Biden, el hijo del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ayudó a la entidad CEFC China Energy a comprar una empresa estadounidense de reactores nucleares en 2016.
El CEFC era una empresa pseudo-privada que estaba estrechamente vinculado al Partido Comunista Chino (PCC). La compañía tenía todo su directorio ocupado por dirigentes comunistas, y quebró en 2020, después que saliera a la luz que utilizaba una compleja red de empresas afiliadas para facilitar acuerdos falsos, inflar cifras comerciales y obtener préstamos bancarios para canalizar financiamiento al PCC.
En la investigación de la Cámara de Diputados, que está evaluando un impeachment contra Biden, se descubrió que el entonces presidente de la empresa, Ye Jianming, le pagó a Hunter US$ 1 millón de dólares por servicios legales en 2017, además de un «regalo», un gran diamante con un valor estimado de 80.000 dólares.
«Ye tenía vínculos directos, duraderos y profundos con la inteligencia china cuando estaban organizando estos ideales para los Biden”, asegura Peter Schweizer, colaborador principal de Breitbart News y presidente del Instituto de Responsabilidad Gubernamental.
El memorando obtenido por los legisladores sugiere que el objetivo del CEFC era explotar la proximidad de Hunter a la Casa Blanca de Obama para permitir que se llevara a cabo la controvertido compra de Westinghouse.
El fabricante de reactores nucleares tenía tecnología altamente clasificada, y todas las agencias recomendaron que no se aprobara dicha compra, ya que China avanzaría «30 años» en su desarrollo nuclear con dicha adquisición. Sin importarle esto, el hijo del entonces vicepresidente colaboró para que esto ocurriera.
Uno de los antiguos socios comerciales de Hunter Biden, Rob Walker, testificó ante el Congreso y mencionó que el hijo del presidente estaba involucrado y entregó una carta para que los chinos se sintieran cómodos con el plan.
El objetivo era formular la apariencia de que el CEFC compraría la icónica compañía energética con sede en Estados Unidos con asesores y equipos norteamericanos, para que no hubiera conflicto de intereses, pero esto nunca ocurrió.
En aquél momento, Westinghouse tenía su sede en Estados Unidos, pero era propiedad de la japonesa Toshiba y era uno de los favoritos de la industria nuclear con su nuevo reactor AP1000, un generador de energía más pequeño y avanzado al que solo tenían acceso EE.UU. y Japón.
Westinghouse estaba sufriendo severos conflictos financieros debido a retrasos en los costos y sobrecostos en una planta de energía nuclear planificada en Georgia que eventualmente obligaría a la compañía a solicitar la bancarrota. En ese momento entra CEFC en escena con el objetivo de comprarla.
Finalmente, el plan del CEFC para adquirir Westinghouse no se consumó. Cuestiones de seguridad nacional fueron planteadas por los republicanos y en pleno año electoral, Obama derribó el acuerdo. Sin embargo, China finalmente logró sus objetivos de un reactor nuclear civil a través del Hualong One.
El diseño desarrollado por la Corporación Nuclear Nacional de China y el Grupo General de Energía Nuclear de China tiene alarmanetes similutudes al AP1000, y se cree ampliamente que el diseño finalmente fue robado, probablemente en uno de los tantos hackeos que sufrió Estados Unidos por parte de China en los últimos años.
Por: Rodo Galdeano
Fuente: Derecha Diario
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