Inflación: la herencia que dejará el actual gobierno y las primeras proyecciones para 2024

La presidencia de Alberto Fernández aceleró una larga secuencia de suba del índice general de precios y le confirió una inercia que será clave desactivar rápidamente.

La inflación fue, sin dudas, un enorme fracaso del gobierno de Alberto Fernández, que acumula desde su inicio más de 800% de aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Indec.

Las cifras oficiales marcan, por caso, que en 47 meses (desde diciembre de 2019 incluido hasta octubre de este año) los precios “núcleo” aumentaron 866% y los “regulados” 512%, los bienes subieron en promedio 902% y los servicios 627 por ciento.

La gestión a punto de terminar agravó una tendencia que, en rigor, lleva más de 15 años y –según destacaron recientemente Pablo Gerchunoff y Martín Rapetti– se inició entre 2006 y 2007, cuando el comportamiento macroeconómico de la Argentina se apartó del de sus principales vecinos de la región, que mantuvieron baja inflación, déficit fiscales controlados o financiados a tasas de interés bajas y sin excesos monetarios, bancos centrales ordenados y reservas internacionales en línea con el tamaño de sus economías y de sus requerimientos externos.

En 47 meses del actual gobierno, los precios de los bienes subieron en promedio 902% y los precios de los servicios 627 por ciento.

Otra característica, que el actual gobierno exacerbó, hasta colocar al país en riesgo de hiperinflación, es que el ritmo de suba de los precios aumentó con cada nueva administración, resultado de subestimar el problema, sus efectos y la percepción de la población. Esa subestimación se manifestó de diversas formas: falseamiento de las cifras del Indec, declaraciones triunfalistas, búsqueda de culpables, “guerras” perdidas y pronósticos fallidos.

Así, por caso, puede verse abajo como del 63% de inflación en 54 meses de gobierno de Néstor Kirchner se pasó a 122% y 172%, respectivamente en los dos de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) a 296% en el de Mauricio Macri, y al empinamiento actual.

Bastará una inflación del 12,9% mensual en noviembre para que en los 20 años y medio transcurridos entre la asunción de Néstor Kirchner y la del próximo presidente, la inflación argentina supere 40.000 por ciento.

Suponiendo una inflación del 10% este mes, el actual mandado presidencial terminará con una inflación acumulada del 904 por ciento. Un resultado o indefinición electoral que exacerbe la incertidumbre y lleve la inflación de este mes a cerca del 20% haría que la actual gestión roce o supere el 1.000% en 48 meses.

El ministro de Economía y candidato presidencial del oficialismo, Sergio Massa, no escapó de la regla e incluso la agravó. En 15 meses acumuló una inflación del 193% en el nivel general y del 208% en el rubro Alimentos y Bebidas. Desde su estreno como “súper-ministro”, el precio de los bienes “regulados” aumentó 66%, pero la inflación “núcleo” fue del 197 por ciento.

Adicionalmente, el gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre lo hará con una deuda pública de USD 420.000 millones (dato a fin de octubre informado por la Secretaría de Finanzas) y un BCRA que además de una deuda de casi USD 60.000 millones al tipo de cambio oficial tiene reservas negativas de entre 11.000 y 15.000 millones de dólares (dependiendo de lo que desembolse o no el FMI) y provee a cuenta-gotas divisas para la importación, lo que hizo que la deuda comercial del país orille los USD 55.000 millones y llevó, por caso, a que Paraguay y Bolivia suspendan la exportación de bananas a la Argentina por falta de pagos.

El próximo gobierno, explicó Moschet, deberá en primera medida arreglar las distorsiones de precios relativos y sincerar los congelamientos “que a la larga terminan con escasez de productos”. Esto implicará shock inflacionario durante los primeros meses del 2024.

“La manera en la que no se espiralice la inflación es a través de la confianza que pueda generarse ordenando las cuentas del Estado, para no recurrir a la emisión futura”, dijo el economista.

“Será vital -subrayó Moschet- que el próximo gobierno muestre de entrada intención de lograr el equilibrio fiscal y compromiso por bajar la inflación. Si eso no ocurre -cerró- “las expectativas de inflación seguirán siendo altas, debido a la dominancia fiscal sobre el BCRA y la degradación del peso seguirá su curso actual”.

Tres escenarios

Gustavo Reyes, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, delineó 3 escenarios para la inflación 2024:

En el primero, de tipo “pasivo”, el gobierno que asume no introduce cambios significativos a la actual política económica, la inercia lleva el déficit fiscal a cerca del 4,5% anual y sigue cayendo la demanda de pesos. En tal caso, sostiene, la inflación 2024 podría ser del 900% anual.

En un escenario “pasivo” la inflación 2024 podría llegar al 900% anual, en uno “virtuoso”, podría ser de 146% entre puntas y en uno intermedio del 290% anual (Reyes).

Un segundo escenario,“virtuoso”, supone el rápido lanzamiento de un plan de estabilización con medidas de corto plazo orientadas a la reducción del gasto y el déficit fiscal, más medidas “estructurales” de competitividad, apertura y reformas tributaria, previsional y del Estado, en cuyo caso la inflación se desaceleraría en la segunda mitad del año, que cerraría con una inflación promedio anual del 200%, pero del 146% “entre puntas”, gracias al frenazo final.

Un escenario intermedio incluye medidas de corrección insuficientes (intento de reducir el déficit aumentando la presión impositiva, ajuste de precios relativos muy extendido en el tiempo) que, en ausencia de reformas estructurales, no permiten ganar credibilidad ni que se recupere la demanda de dinero. En esa medianía, proyecta Reyes, la inflación 2024 sería cercana al 290% anual, promedio y entre puntas, un escalón más en la carrera hacia la híper.

Fuente: INFOBAE

Por: Graciela Herrera

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