MÁS GRIETA QUE NUNCA
Ya ni siquiera es fácil armar una comisión como mandaba a hacer el líder de la mayor franquicia política cuando quería dilatar una decisión. Lo que sí es moneda de todos los días, es ver y escuchar a los dirigentes a ver quién tiene el pico más filoso. No nos ilusionemos, no para bien, todo lo contrario. La violencia verbal se ha apoderado del discurso político.
Se hace difícil pensar, con cierta lógica, las últimas declaraciones del presidente Milei a días de realizarse la primera sesión ordinaria legislativa de su mandato, calificar al Congreso como un nido de ratas. Uno tiene la sensación que ya escuchó hasta lo inimaginable en la descalificación política pero siempre aparece algo nuevo que sorprende. Convengamos que tampoco suma definirlo como desquiciado al Presidente.
Uno empieza a preocuparse, en medio de este torbellino discursivo, por Milei. ¡Si llega a tener un tropezón no sabemos quién lo va a defender!
Esta vez lo logramos sin discusión, en enero tuvimos la inflación mensual más alta del mundo. Lo dijo el INDEC, lo cual también habla del avance que tuvo dicho organismo después de pasar por la era del hielo que comandaba el estrafalario Guillermo Moreno & Cía.
Hacer pronósticos en un país que vive al día, suena un poco temerario. Las cosas en el Kirchnerismo ya no son como antes, al igual que en el Macrismo. El fuego amigo se cocina más lento, pero también es lapidario. El núcleo duro del PRO ya se encuentra alineado con Milei hace rato y del lado del Cristinismo comienzan a aparecer límites. De hecho, la expresidenta tuvo que aparecer para frenar la ofensiva contra su primogénito que no tiene votos ni autoridad, pero es su “ve, corre y dile” de mayor confianza.
Estamos de acuerdo que la política divisionista que estamos viviendo, las coincidencias entre el Kirchnerismo y el Mileismo en sus estrategias, son indisimulables. Ni siquiera para sincerar al país endeudado, sin moneda y sin dólares se puede coincidir. Es más redituable persistir aferrados al teorema del huevo o la gallina. Mientras tanto, una familia argentina para no ser considerada pobre en enero necesitó $596.823. ¡Sin comentarios!
Hay una nueva grieta que está instalándose con fuerza con la idea de la existencia de dos polos ideológicos bien definidos, uno liberal y otro estatista. Que incluso está reformateando al centro. Con el ingrediente que, si uno analiza las encuestas de opinión pública para los argentinos, no hay término medio sobre la mirada del Estado. Hay uno todopoderoso y otro culpable de todos los males. Imaginar en lograr una economía mixta, como se practican en países desarrollados, algunos cercanos, aquí pareciera una quimera.
Hemos ingresado en una zona de riesgo plagada de hostigamientos. Una cosa es la refutación de las ideas o plantear la estrategia de una batalla cultural y otra muy distinta es la descalificación, el bombardeo mediático, el escrache, promovido desde la misma cúspide del poder. Ojo que en esto Cristina y Javier Milei tienen bastantes coincidencias.
El problema de la Argentina sigue estando en la economía. A Milei la sociedad dentro de dos meses lo va a calificar sobre los resultados que obtenga de si frenó la inflación o no.
Si la política se dedicara a resolver lo que la sociedad en general está esperando con solo mirar la siguiente ecuación, todo lo que pueda decirse está de más. Lo que en enero del año 2017 nos costaba $1000, en enero del 2024 pasó a costarnos $42.615. Es decir que tuvimos una inflación acumulada del 4161,50%. A buen entendedor pocas palabras, traducirlo a los gobiernos en ese periodo.
Está por verse qué hará la dirigencia para revertir la crisis del país, cuando hablamos de crisis nos estamos refiriendo a la económica, a la tensión social, la inseguridad, el aumento de las desigualdades sociales y, en contrapartida, a una dirigencia que transita por un camino distinto.
Hay que dejar de agitar a una sociedad que sabe muy bien lo que viene padeciendo. Lo que sí sería deseable es que el Gobierno nacional se ponga a consensuar una estrategia de trabajo con los gobernadores y el Congreso. Se debe producir un acercamiento sin perder identidades, si las hay, bajar la espuma de los egos y de los intereses personales.
Si Milei quiere lograr que su proyecto político se afiance y su Ley de Bases vuelva a ser discutido en varios proyectos a partir del mes próximo, deberá reconstituir los vasos comunicantes legislativos que han sido dañados durante y después del tratamiento de la ley ómnibus. Si pretende cosechar, deberá empezar a sembrar.
La sensación que uno va teniendo sobre esta nueva polarización política, representada en la cabeza del presidente Milei y del lado del frente al Kirchnerismo en pleno. ¡Solo cambió un protagonista y desde luego la intensidad!
Fuente: San Juan 8
Rivero. C
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