Merenderos: La Odisea de Sobrevivir con Más Demanda y Menos Recursos
En medio de la difícil situación económica que afecta al país, los merenderos de la provincia de San Juan enfrentan un desafío aún mayor: el aumento en la demanda de alimentos y recursos, combinado con una reducción en los medios disponibles para satisfacer estas necesidades.
Valeria Gómez, encargada del merendero Niño Jesús en La Bebida, comienza su día a las 5 de la mañana para preparar sopaipillas para los 300 niños que asisten al merendero, a pesar de contar con recursos limitados. La escasez de leche es evidente, ya que solo tiene dos cajas para cubrir la demanda de ocho. Esta situación se repite en muchos otros merenderos de la provincia, donde la solidaridad de la comunidad y las donaciones son vitales para su funcionamiento.
En el merendero Infancias Felices, la demanda ha crecido a 150 personas, incluyendo adultos mayores, quienes se suman a los niños en busca de ayuda. La reducción en los días de distribución de alimentos refleja la escasez de recursos disponibles para satisfacer las necesidades de la comunidad.
Adriana Muñoz, de la Asociación del Milagro, señala que la crisis económica ha dificultado la obtención de donaciones y recursos, lo que afecta la capacidad de los merenderos para funcionar adecuadamente. La creciente demanda y la falta de ayuda oficial han obligado a buscar soluciones creativas, como la colaboración con el Banco de Alimentos y la búsqueda de patrocinadores para asegurar la disponibilidad de leche.
Incluso los merenderos gestionados por Cáritas San Juan enfrentan desafíos similares, con un aumento del 50% en la cantidad de personas que buscan ayuda. A pesar de los esfuerzos por duplicar la inversión y buscar donaciones, los recursos disponibles aún no son suficientes para satisfacer todas las necesidades.
El comedor De Todo Corazón, en Caucete, lucha por mantenerse abierto y brindar ayuda a los 67 niños que asisten. La falta de recursos y la dependencia de donaciones hacen que cada día sea un desafío, pero el compromiso y la solidaridad de la comunidad mantienen viva la esperanza de seguir adelante.
A pesar de los obstáculos, la comunidad de San Juan se une en la lucha por garantizar que ningún niño pase hambre. Iniciativas como la reapertura de un antiguo merendero en Caucete demuestran el compromiso de la comunidad en ayudar a quienes más lo necesitan, incluso en tiempos difíciles.
Op: Juan Llarena
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