Mientras se hunde la recaudación, la migración de deuda suma presión a las cuentas fiscales

El equipo económico lanzará en los próximos días las nuevas letras de regulación monetaria, que derivarán hacia el balance del Tesoro el remanente de la deuda remunerada del Banco Central. El anuncio de esta segunda etapa del programa oficial (denominada por Javier Milei como de “emisión cero”) no colmó las expectativas del mercado, que esperaba señales de modificación del esquema cambiario, al que percibe como agotado. Asimismo, la medida derivará el foco de atención al frente fiscal: es que, como la administración central asumirá el pago de los intereses de esas letras, habrá una mayor carga para las cuentas públicas en momentos en que la recaudación se viene a pique.

Aún no está claro si el resultado fiscal de junio fue deficitario, como auguraba la estacionalidad desfavorable que implica el pago del medio aguinaldo, o si el Gobierno logró sostener el equilibrio gracias a apelar a otras artes contables, como la demora en el pago de los subsidios a la energía eléctrica. En cualquier caso, la persistencia de la recesión impactó en la recaudación tributaria: cayó 14% interanual en términos reales, pese al salto en los ingresos por el impuesto PAIS. Y en el segundo semestre, siempre más complicado en materia fiscal, se sumará la carga adicional de erogaciones para el pago de los intereses de la deuda remunerada que hasta ahora afrontaba el BCRA con emisión monetaria.

El anuncio del viernes 28 de junio de Luis Caputo y Santiago Bausili se limitó a informar que se eliminarán por completo los pasivos remunerados del BCRA en pesos (pases a un día) para cerrar el grifo de emisión monetaria que implica el pago de los intereses de esos instrumentos. A cambio, se les dará a los bancos una nueva letra cuya tasa y liquidez será administrada por el Central pero que estará constituida en el balance del Tesoro, que se hará cargo del pago de los intereses.

Para evitar que este cambio sea percibido como más riesgoso para el activo de los bancos (y por ende para los depósitos de los ahorristas), los funcionarios procuraron aclarar que las Letras Fiscales de Liquidez (el nombre que se le dará al nuevo instrumento) funcionarán de manera similar a los pases ya que diariamente el Central gestionará la liquidez vía operaciones de compra y venta. En definitiva, la medida no es otra cosa que un pasamanos de un área del Estado a otra para que los intereses sean cancelados con un mayor ajuste fiscal en lugar de con emisión monetaria.

En ese sentido, distintas fuentes privadas calcularon que el Tesoro necesitará hacer un ajuste adicional de entre $600.000 millones y $800.000 millones al mes para afrontar esos intereses (o más si hay una suba considerable de la tasa). Si bien resta la confirmación oficial a partir de la reglamentación de las nuevas letras, todo indica que serían capitalizables: de concretarse, esto le permitiría al Gobierno hacer el truco contable de que no computen en el resultado fiscal.

“Por supuesto que es sencillamente un tema contable (porque el costo fiscal igual está, más allá de cómo se computa), pero si el Gobierno quiere seguir mostrando superávit fiscal deberá limitar el pago de intereses por el reemplazo de los pases”, planteó la consultora 1816 en un informe y ejemplificó: “Si el fisco tuviera $30 billones colocados al 0% en el BCRA y pagara una tasa de interés de 4,25% al mes y eso se registrara arriba de la línea (es decir, si no se capitalizara), implicaría un costo fiscal de casi $1,3 billones al mes”.

En definitiva, se trata de un costo que, en cualquier caso, se sumará al fuerte ajuste que ya de por sí lleva adelante el Ejecutivo y que implicará nuevos recortes sobre otras partidas para destinar esos recursos al pago de la deuda.

“El gobierno presenta esto como una virtud, en tanto agrega un elemento más para reforzar el compromiso de déficit cero, pero lo cierto es que esta nueva presión sobre las cuentas públicas impone una mayor dificultad para sostener los números fiscales, en un contexto donde la licuación del gasto encuentra sus límites y se empiezan a concentrar erogaciones ineludibles. En este sentido, si bien por ahora y mientras que las tasas se mantengan bajas, el flujo de intereses no supondría una carga excesiva, esto podría cambiar rápidamente si la actividad económica no se recupera y la recaudación se sigue deteriorando”, consideró al respecto un informe de la consultora Vectorial.

Recaudación en picada

Lo cierto es que los números de junio reflejan una situación preocupante para el fisco. La recaudación tributaria del mes pasado fue de $11,3 billones, es decir, tuvo un incremento nominal de 221,2% interanual. “Tomando una inflación de 5% para el último mes, da una baja en términos reales de 13,9%”, destacó Vectorial.

“Tras el mes de mayo, en el que los ingresos habían subido más de 10% interanual gracias al efecto de la devaluación de diciembre en el Impuesto a las Ganancias de empresas, el impacto de la recesión vuelve a evidenciarse en la recaudación. En efecto, las mayores caídas en términos reales se presentan en aquellos impuestos ligados a la actividad económica”, analizó la consultora dirigida por Eduardo Hecker.

En ese sentido, el IVA registró una baja real del 20% interanual. Por otra parte, Ganancias cayó 16,8%, “a pesar de que se comenzaron a percibir los anticipos a sociedades, calculados en base a un 2023 que tuvo el efecto contable, producto de la depreciación del peso, que fue mencionado anteriormente”, indicó Vectorial, aunque aclaró que la ampliación de este impuesto decidida por el Congreso en el Paquete Fiscal y el comienzo de los vencimientos, postergados por el tratamiento de la Ley, “debería reflejarse un mejor desempeño de este tributo durante los próximos meses”.

En cuanto a la seguridad social, los ingresos por aportes personales y contribuciones patronales cayeron 14,7% y 10,2%, respectivamente, “dando cuenta tanto del deterioro de los salarios en el último año como de la cada vez más acelerada destrucción del empleo”, explicó la firma. Y agregó: “La excepción entre los impuestos más ligados a la actividad interna es el Impuesto al Cheque, cuya recaudación sube este mes un 1,84% en términos reales, pero en base al cobro de los vencimientos también de mayo, que habían sido pospuestos. La estrategia contable no alcanzó para compensar la caída del resto de los tributos”.

Respecto de los tributos ligados al comercio exterior, el desplome de lo recaudado vía retenciones (36,8%) reflejó el bajo nivel de liquidación de exportaciones de junio, que incidió en el abrupto freno en las compras de reservas por parte del BCRA.

El único contrapeso significativo fue el crecimiento de los ingresos por Impuesto PAIS del 281% real, que pasó a representar el 7% del total recaudado, que recibieron el impulso adicional de la liquidación de la serie 3 del BOPREAL. Así, Vectorial consideró que la prescindencia de este tributo, que Caputo prometió retrotraer del al 7,5% de alícuota (luego de que esta misma gestión la subiera) en agosto o septiembre, representa uno de los más evidentes desafíos fiscales para un gobierno que, ahora con las letras de regulación monetaria, suma nuevos compromisos sobre sus arcas.

Presión para las cuentas provinciales

Lo cierto es que la segunda etapa del plan anunciada por el Gobierno no solo afectará al Tesoro Nacional, sino que tendrá un impacto también en las cuentas provinciales. Ocurre que algunos distritos gravan a los bancos con Ingresos Brutos por los intereses de los pases pasivos del BCRA. Esos recursos dejarán de ser percibidos ya que las letras emitidas por el Tesoro no se encuentran alcanzadas por el tributo.

¿De qué distritos se trata? Catamarca, Mendoza, Misiones, San Luis, Tucumán y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son los que aplican Ingresos Brutos sobre los pases. La más afectada será la CABA, ya que en su territorio es donde se concentra la mayoría de las entidades bancarias. Como contracara, el hecho de que no paguen este tributo dejará un mejor saldo para la tasa efectiva que perciben los bancos (estimado en alrededor de 0,2 puntos porcentuales al mes), que el Gobierno apuesta que sea trasladada a los plazos fijos.

Fuente: ÁMBITO

Por: Graciela Herrera

Los comentarios están cerrados.