Putin plantea desplegar misiles Oreshnik en Bielorrusia en la segunda mitad de 2025
El presidente ruso dijo que "los países occidentales instigan intencionalmente las tensiones"
Reunidos en Minsk, Vladimir Putin y su par bielorruso, Alexander Lukashenko, firmaron un tratado que plantea el uso de armas nucleares en caso de amenaza externa.
Los presidentes de Rusia y de Bielorrusia, Vladimir Putin y Alexander Lukashenko, suscribieron este viernes un tratado con garantías mutuas de seguridad que contempla, entre otras cosas, el posible uso de armamento nuclear en caso de amenaza externa. Rusia, que ya desplegó armas nucleares tácticas en Bielorrusia tras el inicio en febrero de 2022 de la invasión militar de Ucrania, tiene previsto también enviar a territorio bielorruso misiles Oreshnik, un nuevo proyectil balístico que las fuerzas rusas ya probaron en su ofensiva sobre Ucrania y que Moscú quiere producir en serie.
«Los países occidentales instigan tensiones»
Tras la reunión en Minsk del Soviet Supremo de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia, Putin dijo que los sistemas de defensa «entrarán en servicio en las Fuerzas Estratégicas de Rusia y, paralelamente, comenzaremos el despliegue en territorio de Bielorrusia». Putin ya había aprobado a principios de 2023 el emplazamiento de armas nucleares tácticas en la antigua república soviética como instrumento de disuasión ante el avance de la infraestructura militar aliada.
«A nosotros nos causa una preocupación especial la situación en Europa. En particular, por supuesto, en Ucrania. Los países occidentales instigan intencionadamente las tensiones. Las políticas irresponsables están llevando al mundo al borde de un conflicto global», afirmó el líder del Kremlin, quien habló del despliegue del Oreshnik, que tuvo su bautismo de fuego el pasado 21 de noviembre al ser utilizado para atacar una fábrica de armamento en el este de Ucrania, cuando prácticamente acaba de aprobar su producción en serie.
Lukashenko aprovechó la presencia de su par ruso en Minsk para pedirle públicamente el envío del armamento de nueva generación. «Recientemente Rusia lanzó con éxito el Oreshnik, lo que tuvo cierto impacto en nuestros antiguos socios y actuales adversarios. Perdóneme el atrevimiento, pero quiero pedirle públicamente que los nuevos sistemas de armamento, principalmente el Oreshnik, sean desplegados en territorio de Bielorrusia», dijo Lukashenko.
La respuesta de Putin no fue inmediata. Tras unas palabras de cortesía aseguró que, teniendo en cuenta que la producción en serie estará en plena marcha en la segunda mitad de 2025, será entonces cuando dichos misiles sean trasladados a silos construidos en tiempos soviéticos. «Aquí hay una serie de cuestiones técnicas que deben ser resueltas por los especialistas, es decir, la determinación del alcance mínimo teniendo en cuenta las prioridades de la seguridad de la República de Bielorrusia», explicó el mandatario ruso.
Objetivo: las capitales europeas
Aunque, como en el caso de las armas nucleares tácticas, el botón rojo se encontrará en Moscú, la elección de los objetivos en el territorio de un enemigo potencial ciertamente será y seguirá siendo competencia de los dirigentes político militares de Bielorrusia», explicó Putin. Precisamente Lukashenko aseguró que «la única condición» que pone es que los objetivos los marque Minsk después de llamar la atención sobre la amenaza que suponen Polonia y Lituania, que considera más peligrosa que la que representa Ucrania.
«A 15 kilómetros, a tiro de piedra de la frontera, están desplegadas tropas no sólo de polacos y lituanos, sino que allí se están trayendo fuerzas militares de la OTAN y de otros países, incluido Alemania», denunció Lukashenko. Eso sí, en ningún momento se aludió a que el objetivo sean los «centros de decisión» en Ucrania, los edificios estatales, como aseguró la semana pasada Putin.
Al respecto el líder ruso subrayó que en el caso de los Oreshnik la alta precisión es su mayor cualidad y que cuanto menor sea el alcance, mayor será la potencia de su carga explosiva. «En caso de su uso masivo son equiparables a un arma nuclear, pero sin ser un arma de destrucción masiva», agregó Putin y resaltó que esos misiles (indetectables para los escudos antimisiles occidentales) no contaminan la superficie, ya que no tiene componentes nucleares. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, calificó el ataque como «el último episodio de la locura rusa» y pidió sistemas de defensa aérea actualizados para hacer frente a la nueva amenaza.
Garantías de seguridad
Apenas dos días después de que entrara en vigor el tratado de asistencia militar mutua con Corea del Norte, Putin y Lukashenko firmaron este viernes un acuerdo sobre garantías de seguridad. El documento contempla las obligaciones de ambos países en materia de defensa de la soberanía, independencia, integridad territorial y orden constitucional, además de garantizar la inviolabilidad del territorio y de las fronteras de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia.
Putin destacó también la aprobación por la Unión Estatal, creada hace 25 años por Lukashenko y su antecesor en el Kremlin, Boris Yeltsin, de una nueva doctrina militar que tiene en cuenta la «difícil situación internacional» e incluye medidas conjuntas para afrontar las principales amenazas externas. En el espacio común ya opera un sistema conjunto de defensa antiaérea y una agrupación militar regional, y Putin aseguró que su país está dispuesto a defender Bielorrusia «con todas las fuerzas y medios a su disposición», incluidas las armas nucleares tácticas.
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