Reino Unido: El Socialismo ganó 2/3 del Paramento

El Mundo

De acuerdo con el conteo preliminar y las encuestas de boca de urna, el Partido Conservador británico, que gobierna el Reino Unido desde 2010 de manera ininterrumpida, se llevó este jueves la peor derrota de su historia.

El Partido Laborista, una fuerza históricamente de centroizquierda pero que hoy se ha movido a la extrema izquierda, se queda con 410 escaños, un masivo crecimiento respecto a los 172 que tienen hoy.

Por su parte, los Tories, que hoy gobiernan hoy con 274 bancas, cayeron a tan solo 144 parlamentarios, lo que supone la peor derrota de su historia, y tendrán la bancada conservadora más chica desde su creación en 1834. Esta derrota incluso supera a la derrota de 1906, conocida como la «Ola Laborista».

De esta manera, el líder laborista Keir Starmer, un ex fiscal de 61 años, se convertirá en el próximo Primer Ministro de Reino Unido en reemplazo del conservador Rishi Sunak.

 

Starmer, quien lidera el partido desde 2020, tiene un perfil moderado y dialoguista, y expulsó de ese cargo al comunista Jeremy Corbyn en medio de la pandemia, alegando sus comentarios antisemitas y extremismo. Pero ese extremismo no lo pudo sacar de las bases, y hoy el laborismo ha tenido un brutal giro a la extrema izquierda.

Es por eso que ha surgido el Partido Liberal Demócrata, una versión de izquierda pero más moderada que el actual Partido Laborista, el cual se queda en esta elección con 58 bancas. Por su parte, el Partido Verde, se quedó con 2 bancas. Por lo que en total, la izquierda obtuvo 470 bancas, más de dos tercios del Parlamento.

Por último, el Partido Reformista, liderado por el derechista Nigel Farage, obtuvo tan solo 4 bancas, a pesar de haber obtenido el 17% de los votos a nivel nacional. El sistema de circunscripción uninominal, donde cada distrito vota entre una lista de diputados y solo el que más votos saca se queda con la banca, sin distribuir proporcionalmente, le jugó fuertemente en contra.

De hecho, de los 173 distritos donde perdieron los Tories, en más del 70% la suma con el candidato del Partido Reformista, que quedó tercero, daba para ganar, por lo que si uno u otro no se hubiera presentado, un candidato conservador o de derecha podría haber ganado.

Este dato es esperanzador para la derecha, ya que, si bien atravesaron la peor elección de la historia, las bases respondieron, y si no se hubiera dividido el voto entre la centroderecha y la derecha, ambos podrían haber sacado más de 300 bancas, y dejado sin super mayoría a los laboristas.

Boris Johnson, ex primer ministro, ganó por amplia diferencia las elecciones del 2019 llegando a un acuerdo con Nigel Farage, líder de los reformistas, donde en los distritos que las encuestas indicaban una derrota si se dividían los votos, uno u otro bajaba su candidato.

Esto había llevado a los Tories a la victoria, pero esta vez, el centrista Rishi Sunak se negó a acordar con Farage, a quien trató de «extremista» e incluso prometió dejarlo afuera de un eventual gobierno si reelegía. Los reformistas se presentaron en todo el país.

Finalmente, y aunque en el Reino Unido las bancas no de distribuyen de manera proporcional, los números en voto popular muestran un panorama muy diferente a la mayoría abrumadora laborista que se ve reflejada en el Parlamento.

Los Laboristas obtuvieron el 36% de los votos, los Tories un 26%, el Partido Reformista un 17%, mientras que los Demócratas Liberales un 9%y los Verdes un 3%. En total, la izquierda cosechó un 48% de los votos, y la derecha un 43%, mientras que el restante 9% se repartió entre partidos independentistas de Escocia y Gales.

Al recibir su triunfo en su circunscripción, Starmer dijo ante los congregados: «La gente de aquí y de todo el país ha hablado y está preparada para el cambio, para la política de los resultados, para volver a la política como servicio público«.

Los laboristas regresarán al poder después de 14 años de gobiernos conservadoresy lo harán, si se confirman los pronósticos, superando con creces la mayoría necesaria de 326 bancas en la Cámara de los Comunes para poder gobernar en solitario.

El laborismo centró su campaña en la palabra «cambio», en un momento en el que el país afronta importantes problemas económicos y sociales. Los votantes acudieron a las urnas con una sensación generalizada de estancamiento económico en el país, agudizada por la fuerte inflación de los últimos años y el desastre que ocurrió en la pandemia.

Eso, sumado a las dificultades por las que atraviesa el sistema de salud público británico, el NHS, que Starmer propone relanzar, aunque no se sabe de dónde sacará la plata, ya que el país mantiene altísimos déficits y la libra está más devaluada que nunca.

Estas elecciones suponen el colapso de los conservadores, después de que lograran un triunfo histórico en las elecciones de diciembre de 2019, cuando Boris Johnson ganó con una mayoría aplastante. Aquel había sido el mejor resultado del Partido Conservador desde 1987, cuando gobernaba Margaret Thatcher.

Por: Rodo Galdeano

Fuente: Derecha Diario

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