San Juan refuerza controles para las veranadas chilenas: drones y fiscalización estricta en el ingreso de ganado
Tras cinco años de suspensión por la pandemia y la sequía, los crianceros chilenos podrán, nuevamente, trasladar su ganado hacia los Altos Valles de Calingasta en San Juan para las veranadas 2024-2025, que comenzarán en diciembre. Este regreso de la tradicional migración ganadera, que beneficia a miles de familias en ambos países, estará marcado por una estricta fiscalización de las autoridades argentinas y de los propietarios de los predios donde el ganado pastará.
Gabriel Guevara, propietario y/o superficiario de uno de los campos más grandes de la región y receptor del 90% del ganado chileno, destacó que este año se implementarán medidas de control más rigurosas para evitar irregularidades, como las que ocurrieron durante la pandemia, cuando animales ingresaron sin la debida autorización. “Los crianceros deberán firmar un contrato y declarar el número exacto de animales que ingresan. Aquellos que declaren menos de lo que realmente traen podrían enfrentar sanciones, incluida la confiscación de excedentes”, explicó Guevara.
El proceso de fiscalización comenzará antes de que el ganado cruce hacia territorio argentino. Los 25.000 animales que se esperan para esta temporada deberán ser previamente desparasitados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile. Además, las autoridades argentinas están estableciendo un sistema de control más estricto en los accesos a los campos.
Para reforzar esta vigilancia, Guevara ha solicitado el uso de drones a la Gendarmería Nacional, una herramienta que, según él, permitirá controlar mejor las vastas extensiones de terreno donde pastan los animales. “Este año se está buscando ordenar la actividad, tanto con la autoridad chilena como con el gobierno local, para evitar las irregularidades de años anteriores”, agregó.
El campo que Guevara administra, conocido como Corte Monroy, tiene una extensión de 206.000 hectáreas y es considerado uno de los más importantes de la región para el pastoreo de ganado chileno. Guevara insistió en que el control no solo es una cuestión de orden, sino también de justicia económica. “Los animales deben pagar por pastar en nuestros campos, especialmente cuando áreas de concesiones mineras están afectando nuestra actividad”, señaló.
Por último, Guevara hizo hincapié en que las veranadas son esenciales tanto para los crianceros chilenos como para los propietarios argentinos, ya que permiten que el ganado se mantenga saludable y fuerte durante todo el año. «Las pasturas de Chile no están en buen estado, y la falta de agua pone en peligro a los animales. Aquí, en la cordillera, encuentran el alimento necesario para sobrevivir», explicó.
A pesar de las nuevas restricciones, Guevara subrayó que las veranadas seguirán siendo una tradición de más de 200 años que no deben interrumpir, pero que debe hacerse de manera ordenada y controlada, garantizando que tanto los crianceros como los propietarios de tierras estén en regla.
Por último Guevara instó a los gobiernos que hagas participe de los procesos de autorización de las veranadas a los propietarios y/o superficiarios debido a los intereses personales que conlleva esta situación
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